De todos esos nidos espiados, me enganché especialmente al nido de un Águila pescadora situado en un bosque de coníferas de Estonia, quizár porque la casualidad hizo que viera nacer al tercer pollo, que parecía que tenía todas las papeletas para no sobrevivir, teniendo en cuenta la diferencia de tamaño con sus hermanos. Al final, todo salió bien y la abundancia de carpas en uno de los lagos cercanos hizo que hubiera suficiente alimento para todos. Ese último pollo, como era previsible fue el último en abandonar el nido, al final, al igual que sus hermanos hicieron unos días antes, se fue volando para empezar su nueva vida, aunque siguió volviendo él y sus hermanos a descansar y a dormir durante unos cuantos días más.
Lo más dificil llegará ahora, cuando tenga que empezar a pescar y a alimentarse por su cuenta. Dentro de unos días comenzará su migración hacia el sur, probablemente pase por Asturies y quizás se quede a pasar el invierno en alguna de nuestras rías. O quizás continue el viaje y llegue a África. Si tiene suerte, dentro de unos años volverá a Estonia convertido en un adulto y quizás podamos verlo criar a él desde nuestro salón. Aquí os dejo unas imágenes que fui guardando (sin demasiada regularidad, lo admito), en las que se puede ver el desarrollo de la cría desde el nacimiento de ese último pollo hasta que el nido fue abandonado.
Durante la última semana, aunque el pollo de menor edad permanecía en el nido casi todo el tiempo, sus dos hermanos acudían de vez en cuando cuando los padres les traían alimento y se quedaban las noches a dormir. El 13 de agosto, el pollo más pequeño aun estaba en el nido a las 9 de la mañana, pero a las 10:00 abandono el nido, quizás para siempre.