Yakitoro

Por Glamourdelust
¡Felices fiestas!
¿Cómo lleváis las navidades? ¿Mucho langostino o sois más de fuente de ibéricos? Por desgracia a mí este año solo me dejan librar en Reyes, pero aún así estoy disfrutando mucho de estos días de familia y comilonas. Y he debido de ser bastante buena porque ya ha caído algún que otro regalito, ¡jeje!
Prácticamente todos tenemos en estas fechas tan señaladas alguna comida/cena de Navidad con los compañeros del trabajo, universidad, etc, y aunque no siempre son de nuestro agrado, a veces resultan estupendas. Hoy os voy a hablar de este último caso: una cena "universitaria" con Álvaro y Mariú, con los que recientemente estuvimos en el Kim Bu Mbu.
Esta vez el restaurante elegido fue el Yakitoro, un espacio de cocina fusión (tradicional española y japonesa) regentado por el archiconocido chef Alberto Chicote. Lo encontraréis en la calle Reina 41 (metro Gran Vía L1 y 5, o Banco de España L2) y os aconsejo echar un vistazo a su web donde, entre otras cosas, tenéis fotografías y la carta con precios.
Es muy recomendable que planeéis vuestra visita con bastante antelación (nosotros hicimos la reserva dos meses antes) ya que siempre está lleno y, aunque dejan unas mesas para los que van sin reserva, es muy difícil encontrarlas libres. Podéis reservar online y por teléfono.
Antes de entrar al restaurante en sí, hay una zona con mesas altas y plantitas que nos vino estupendamente para hacernos la primera foto, ¡jeje! (Y si alguno de vosotros fumáis, ahí podéis hacerlo sin problemas).

Álvaro, yo, Tony y Mariú con caras de hambre :D


La decoración del restaurante me sorprendió bastante ya que descubrimos un mini Darth Vader con tarjetas junto a unas paredes y techo de lana de roca o similar (Álvaro y yo, arquitécnicos por defecto, nos quedamos flipando con esto último). Las mesas son grandes y espaciosas con una curiosa cubitera encastrada en medio, pero las sillas no nos gustaron especialmente ya que algunas tienen respaldo y otras no. ¡Ah! Y seguro que no os pasan desapercibidas las parrillas centrales donde se ve cómo preparan muchos de los platos.
También es llamativo el uniforme de trabajo de los camareros: un mono verde como del ejército pero que más bien parece de recluso de trabajos forzados... Ya que hablamos del staff, os diré que a todos nos llamó la atención el gran número de cocineros y camareros que había (y todos muy jóvenes). Y eso sí que me gustó: vivan los restaurantes con un montón de personal que no para de un lado a otro y que se preocupan de que todo esté siempre perfecto, ¡vivan!.
Una vez instalados en nuestra preciada mesa, la camarera (Leticia, si mal no recuerdo) nos explicó cómo va la carta y nos dio un par de consejos. Cada yakitoro (salvo excepciones) trae dos raciones, es decir, dos brochetas,  por lo que nos aconsejó pedir dos de cada cosa que quisiéramos probar; y como nosotros somos muy bien mandados, seguimos su consejo, discutimos un buen rato qué pedir y nos preparamos para la acción.
 Comenzamos con una ensalada de escarola y granada con salsa de yogur (muy de Navidad e igualita a la que hacía mi madre), dados de berenjena en tempura (de lo que más me gustó) y ceviche de corvina (riquísimo el pescado pero con demasiada leche de tigre que no supimos si tomarnos o no).

De arriba a abajo: ensalada de escarola, dado de berenjena y ceviche de corvina


La siguiente tanda fue más carnívora y con texturas muy curiosas: filete ruso al pimentón (pedimos que fuese poco hecho y clavaron el punto), pollo frito crujiente (iba acompañado de una "salsa agridulce cañí" que fue de las más aclamadas de la noche) y pollo y papa canaria con mojo rojo (un clásico al que es toque "fusión" le sentaba estupendamente).

De arriba a abajo: filete ruso, pollo frito y pollo con papas canarias


La carta es una auténtica maravilla y me quedé con ganas de probar un montón de cosas, pero creo que hicimos muy buenas elecciones y todos quedamos muy, muy satisfechos.
No nos podíamos ir sin probar los postres. Lo cierto es que hay un montón y todos la mar de interesantes y distintos de lo habitual, pero nosotros fuimos a tiro hecho: lingote de chocolate blanco, mango y helado de miel (el lingote estaba tremendo, pero el helado de miel sabía a vainilla), y tarta de queso (nos la ofrecieron fuera de carta y no nos pudimos resistir a pedirla). Los dos postres me gustaron mucho, pero la próxima vez quiero pedir algo más arriesgado.

Lingote de chocolate blanco (izq.) y tarta de queso (dcha.)


Como veis fue una cena estupenda, abundante y distinta a lo esperado :)
Quizá la gran sorpresa de la noche llegó a la hora de pagar: 70€ (bebidas incluidas), es decir, que no llegó a 18€ por persona. Increíble, ¿verdad? Sin duda, el Yakitoro es de los mejores ejemplos de que se puede comer fenomenal a un precio completamente asequible.
Por añadir algún detalle os puedo decir que nos encantó la música (creo que los cuatro llevamos el rock en los genes) y que, aunque parezca una broma, tenéis que entrar a los aseos porque son muy curiosos (creo que me enamoré de los espejos y los lavabos nada más verlos, ¡jaja!). También destacar que el local tiene una luz perfecta para hacer fotos y que durante el día debe de ser una maravilla la luz que entre por los grandes ventanales.
Solo un par de cosas me dejaron un regusto amargo. Por una parte nuestra camarera estuvo todo el rato muy atenta a nuestras peticiones, pero también tengo que decir que los que nos traían los platos a la mesa ni se preocupaban en decirnos qué nos traían y lo dejaban todo en el borde para irse de nuevo corriendo; detalle feo, feo. Por otra parte, tampoco nos gustó la desorganización general de la sala: muchas mesas sin recoger, platos amontonados, el horrible D10 (o algo parecido) rulando de una mesa a otra sin encontrar su sitio junto a bayetas arrugadas... De nuevo detalles feos.
Valoración general: un 9.5. Sin duda alguna, la calidad y el sabor de los platos, así como el precio, merecen muchísimo la pena. El Yakitoro se ha convertido en uno de mis imprescindibles, y si no le doy el 10 es por esos pequeños detalles que he comentado más arriba.
¿Qué os ha parecido la última entrada del año? ¿No os han entrado mogollón de ganas de ir y probarlo todo? ¡Yo estoy deseando volver ya! Hay que agradecer a Chicote que haya creado este espacio tan increíble y, sobre todo, que esté al alcance de (casi) todos los bolsillos. ¡Ojalá hubiese más sitios así!
Y con este descubrimiento "fusión" me despido del 2015, un año que me ha traído un montón de oportunidades y descubrimientos culinarios, y que me ha encantado compartir con todos vosotros. Ya acumulamos más de 30.000 visitas y todo ellos gracias a vosotros ^^
Un beso muy, muy grande a todos y que el 2016 os traiga de lo bueno, lo mejor.
Carolina.

Álvaro, Mariú, yo y Tony felices y con el estómago lleno :)