A veces esperar mucho de algo es lo peor que se puede hacer. Es lo que me ha pasado con el concierto que dio ayer martes Yann Tiersen en La Riviera. Compré la entrada nada más salir a la venta, llevaba al acecho desde hacía tiempo para que no se agotasen, desde entonces he estado escuchando compulsivamente sus discos, volviendo a ver la maravillosa película de Amelie (¡me encanta esta peli!), emocionándome sólo con pensar lo que me iba a emocionar en el concierto y... no me emocioné. Pero voy a comenzar por el principio. Las colas para entrar a la sala eran tremendas, una vez dentro, lleno total, las entradas se habían agotado hacía días. Comienza el concierto, está claro que el músico francés va a dedicarse especialmente a su último álbum "Dust Lane", que para eso es la gira de presentación, hasta ahí perfecto. Las canciones de su nuevo disco suenan fenomenal, Yann Tiersen es un virtuoso como pocos que se atreve con la guitarra, violín, sintetizadores, instrumentos de viento... Sin embargo tengo que ponerle unos cuantos "peros", primero la duración del concierto, escasa hora y media en total, interrumpida por dos salidas fuera del escenario y la necesidad del público de tener que llamarle para que volviera para dos bises (no soporto tener que rogar a un músico que vuelva). El otro inconveniente es la propia sala en sí, con una acústica no muy buena, y menos aún para un concierto de éstas características, esencialmente instrumental. Además había gente (mucha) que no sé a qué fue, no pararon de hablar a voz en grito en todo el concierto, y claro, haces eso en uno de Interpol por poner el ejemplo más reciente en el tiempo, y no pasa nada, pero es que en un concierto de Yann Tiersen no te enteras de nada. Tiersen además ha dejado totalmente de lado el piano, un instrumento que hacía muy especiales sus canciones, las colaboraciones de otros cantantes brillaron por su ausencia, así como las habituales voces femeninas.
Yann Tiersen demuestra en La Riviera que sigue siendo un virtuoso pero ya no emociona
Publicado el 17 noviembre 2010 por CarolA veces esperar mucho de algo es lo peor que se puede hacer. Es lo que me ha pasado con el concierto que dio ayer martes Yann Tiersen en La Riviera. Compré la entrada nada más salir a la venta, llevaba al acecho desde hacía tiempo para que no se agotasen, desde entonces he estado escuchando compulsivamente sus discos, volviendo a ver la maravillosa película de Amelie (¡me encanta esta peli!), emocionándome sólo con pensar lo que me iba a emocionar en el concierto y... no me emocioné. Pero voy a comenzar por el principio. Las colas para entrar a la sala eran tremendas, una vez dentro, lleno total, las entradas se habían agotado hacía días. Comienza el concierto, está claro que el músico francés va a dedicarse especialmente a su último álbum "Dust Lane", que para eso es la gira de presentación, hasta ahí perfecto. Las canciones de su nuevo disco suenan fenomenal, Yann Tiersen es un virtuoso como pocos que se atreve con la guitarra, violín, sintetizadores, instrumentos de viento... Sin embargo tengo que ponerle unos cuantos "peros", primero la duración del concierto, escasa hora y media en total, interrumpida por dos salidas fuera del escenario y la necesidad del público de tener que llamarle para que volviera para dos bises (no soporto tener que rogar a un músico que vuelva). El otro inconveniente es la propia sala en sí, con una acústica no muy buena, y menos aún para un concierto de éstas características, esencialmente instrumental. Además había gente (mucha) que no sé a qué fue, no pararon de hablar a voz en grito en todo el concierto, y claro, haces eso en uno de Interpol por poner el ejemplo más reciente en el tiempo, y no pasa nada, pero es que en un concierto de Yann Tiersen no te enteras de nada. Tiersen además ha dejado totalmente de lado el piano, un instrumento que hacía muy especiales sus canciones, las colaboraciones de otros cantantes brillaron por su ausencia, así como las habituales voces femeninas.