Yeonmi Park: Escapar para vivir

Publicado el 20 junio 2017 por Sofiatura
La primera vez que vi a Yeonmi Park fue a través de Facebook. En uno de esos vídeos que te saltan por casualidad en la red social por excelencia, supe de esa niña que, en la conferencia One Young World de Dublín, vestida con un traje tradicional de su país, contaba entre lágrimas los horrores de su fuga de las garras de Kim Jonh-un.
Tiempo después, no sé dónde vi anunciada su biografía, así que quise distanciarme de la carga emocional de los vídeos y conocer de primera mano el testimonio de esta joven norcoreana que cuenta sin tapujos los horrores que se viven en el país del "Querido Líder".

Yeonmi y yo tenemos la misma edad. Y poco con lo que compararos. Ella ha vivido más de lo probablemente yo viviré en toda mi vida. Obviamente, no hablo de años, sino de vivencias, de crear en tu memoria recuerdos terribles, de abandonar tu hogar para emprender una huida que puede pagarse con la muerte. De pasar hambre, de ser vendida por un grupo de traficantes para traspasar una frontera. De ver cómo tu madre se sacrifica para que no te violen a ti. De ver cómo tu padre es encarcelado y enviado a un campo de trabajo, de cómo tu hermana escapa también para sobrevivir y pasarás como resultado años sin saber de ella.
Desde mi punto de vista, una de las frases más representativas del libro es la de Incluso los pájaros y los ratones pueden escucharte susurrar, porque significa miedo, sometimiento, adoctrinamiento político y social. No pienses diferente, no digas lo que opinas, no pongas en duda. Obedece, renuncia a tu individualidad, trágate enterita la propaganda política donde se afirma que el Líder puede leerte los pensamientos y controlar hasta el tiempo atmosférico. No tengas religión, porque él es y será tu único Dios. Agradece el hambre y la pobreza como un camino de lucha y superación. 


Escapar para vivir es precisamente eso: un libro sobre huir y sobrevivir. En otras palabras, es el testimonio de una joven que planta cara al sistema norcoreano y denuncia a voz en grito las injusticias de una de las naciones más herméticas y opresivas del mundo. A raíz de su escape, Yeonmi se ha convertido en una activista de los derechos humanos que cuenta ya con miles de seguidores virtuales y reales, así como con numerosos detractores que la han señalado como una amenaza.
Tanto es su cambio, que cuesta creer que esa chica vestida a la última, con estudios universitarios, con valentía para proclamar sin pelos en la lengua las vergüenzas de sus circunstancias haya sido alguna vez una niña empobrecida, sin estudios y tan aterrorizada que creía que sus palabras podían ser escuchadas por las ratas

Como cabe esperar, la historia de Yeonmi no está exenta de polémicas ni suspicacias, pues hay quien cree que su testimonio es un fraude y que existen ciertas incongruencias en su discurso. No voy a entrar en lo que es la discusión política entre partidarios del capitalismo y del socialismo sobre quién miente y quien no (como si fuese posible dar una respuesta categórica).
Para mí  lo que está claro a estas alturas es que Corea del Norte no es ningún paraíso. A pesar de los pesares, creo que leer a Yeonmi es absolutamente necesario. Como ya comenté en su momento con Voces de Chernóbil o Instrumental, hay historias que hacen falta, porque leerlas es el modo de abrirnos los ojos a los que estamos al otro lado, de hacernos saber que el odio, el mal y la injusticia campan demasiado a sus anchas. Porque de lo que no se habla, no existe. 

Publicado el 20/6/2017