Yihadistas por frustración

Publicado el 09 noviembre 2015 por Cronicasbarbaras

“Walid Oudra, de 26 años, pasó de perder a su novia y su empleo a odiar la vida y querer matar a “infieles” para satisfacer a Alá”. 

Una entradilla corta y precisa de Luis P. Arechederra sintetizaba cómo se hizo yihadista un inmigrante marroquí detenido este fin de semana en Madrid, donde, con otros dos marroquíes, quería atentar y asesinar, primero a judíos, luego a sufíes, una secta contemplativa musulmana, y finalmente a españoles comunes. 

Walid estaba desesperado. Malvivía sin medios y ya no sabía qué hacer. Según las investigaciones policiales se encontraba desorientado y aislado del mundo, al que odiaba cada día más, cuando encontró a Abdessadek Essalhi, un fanático “que incendió su mente y lo captó para hacer la yihad”. 

Obedeciendo a su líder del Estado Islámico, Yassin El-Mourabet, que difundía por Twitter sus órdenes, Essalhi se convirtió en consejero y guía espiritual de Walid, que le comunicaba todos sus pensamientos y seguía sus consejos. 

Ambos “estaban disponibles para cometer atentados terroristas y cumplir un catálogo de actividades” que les ordenaba su mentor espiritual. 

Cada idea que les comunicaba El-Moubaret por internet era más violenta que la anterior, y ellos, junto con el tercer integrante de la red, gozaban imaginando los cuerpos destrozados con bombas o decapitados que provocarían. 

Esperaban acabar con sus frustraciones al morir en algún atentado para ir al Paraíso. 

Walid ya no necesitaba a la novia traidora que lo había abandonado, ni un trabajo de camarero que rechazaba porque debía servir alcohol. Tendría huríes. 

Este es el problema que plantean los yihadistas: si mueren asesinando, Alá les premia con goces eternos, y hay tanta gente frustrada, incluso sexualmente, disgustada consigo misma, y con tanta fe religiosa, que la parroquia de los yihadistas crece aceleradamente y es inacabable.

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SALAS