Yo confieso ser un animal domesticado

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Adoro las ficciones en las que se utiliza un animal o un ser externo a la humanidad, para ironizar sobre la estupidez que a veces se nos sale por los poros. En algunas obras se nos aborda con mayor crueldad que en otras, pero cuando el humor se introduce como elemento principal, es más fácil no ofenderse. Ocurre con el gran libro Sin Noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza, en el que un extraterrestre se ve inmerso en el difícil arte de mimetizarse con nosotros, y con el que les traigo hoy: Cómo domesticar a un humano. Lo único malo de este libro es que es demasiado corto, pero, como está escrito por un gato, imagino que él no está para narraciones largas que satisfagan a los humanos, o a los "simios", como los denomina el protagonista. Quien, como yo, se vea obligada a admitir que es un animal domesticado, además por más de un gato, soltará más de una carcajada e identificará cada una de las acciones que estos animales llevan a cabo, para conseguir todo lo que quieren.

La autora es Barbara Caponi, artista italiana que realiza obras de artes plásticas muy curiosas y que a mí me ha conquistado con unos retablos que son fantasía pura, mientras que la ilustradora, Laura Agustí, consigue plasmar a la perfección la mirada de los gatos. Esos ojos bellísimos que nos miran con la intención de cerciorarse de que sí, la radiografía que han hecho es certera, que somos a veces tan insensatos como parecemos.