Yo fui esclava

Publicado el 16 abril 2015 por Plausible @plausibleblog

Cuando somos pequeños, las emociones de nuestras experiencias son las que más nos impactan, y crecen con nosotros. Un niño puede no recordar los detalles de una pesadilla, pero la sensación de terror que genera el sueño puede durar toda su vida. Así es como la autora recuerda el día en que fue vendida como esclava. El sen­timiento de abandono es tan real hoy como cuando ocurrió, cuando ella tenía tan solo ocho años.De un día para el otro, le robaron su niñez, su vida, su libertad y su dignidad. Y nunca dejó de preguntarse por qué.
Esta es una historia real, narrada directamente por una víctima de la esclavitud en pleno siglo XXI.
Un testimonio fuerte que nos obliga a no mirar hacia el costado, a estar atentos y a luchar para que estas historias, que parecen de novela, no sucedan en la vida real, a nadie, nunca más.

Gracias a V&R Editoras por el ejemplar.
Sinceramente no sé muuuuy bien qué decir. Tengo muchos pensamientos encontrados sobre este libro, pero ¿cómo voy a hablar de algo que es una autobiografía? ¿En serio puedo criticar algo así? 
Creo que no lo leí en el momento indicado, aunque me encantó. Es algo difícil de entender... pero sí. Me gustó mucho pero creo que esperaba un poco más... y más teniendo en cuenta de que lo leí en un momento depresivo porque en un par de días volvía a la facultad (?)
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El libro nos narra la historia de Shyima, una niña egipcia de ocho años que fue vendida como esclava: su vida antes, durante y después de que la vendieran está en este libro contada con una sinceridad espeluznante. La autora intenta crear conciencia para que esto se repita cada vez menos hasta que no haya ni rastros de la trata de personas en el mundo... ¡y es que la rescataron ya avanzado el siglo XXI! Veintiuno, gente. Nuestros tiempos.
Uno de los puntos más básicos con el que me peleo pero que me gusta es con el tema de que no se ficcionalizó nada que no hubiera existido: Shyima no habla de cosas que no pasaron como para que el libro se venda más y sea lacrimógeno. Eso me pareció súper noble, porque más allá de que obviamente todo lo que escriba acá va a ser tomado como que pasó en su vida (es decir, va a ser juzgada por ello en algún momento), perfectamente podría haber incluido escenas de momentos difíciles que, en realidad, no pasaron. Un abuso no consumado, una reunión con su familia que nos hiciera llorar... ninguno de ellos se narra como una ficción, y es algo que agradezco como lectora.
Estaba enfurecida y empecé a preguntarle a Dios por qué mi vida era así. Entendía que mucha gente en Egipto y en otras partes del mundo vivía como yo. Pero sabía que eso estaba mal y juré que algún día haría algo para cambiarlo. Nadie, ni una sola persona, merece que le roben su vida, su libertad.

Por un lado está buenísimo porque, como dije, la idea es concientizar y no vender. Eso me encantó; sinceramente estamos en una época que, triste o no, lo qué más se busca es vender sin importar el trasfondo que la historia tenga (y hablo en tono de ética-moral, trastornos psicológicos y demás). Está buenísimo que al fin se empiecen a tomar los temas de los libros más seriamente, y más si se trata de algo tan duro como esto. Y no hablo de la autora, que por supuesto no va a tomar para la chachota (¿¿??) su vida, sino al público en general.
Pero por otro lado me costó mucho adaptarme a su forma de narrar la historia. Shyima por sí misma te va contando toda su vida, desde su punto de vista, desde lo que ella vivió. Pero al tener una vida tan diferente (gracias a Dios la mayoría de nosotros la tenemos) me costó mucho engancharme y seguirle el ritmo. No el ritmo al libro, sino a mi mente captando todo lo que se hablaba en esas páginas y lo que realmente sucedía.
Hay que aprender a aprender.

Es más como que me sentí una espectadora de la vida de Shyima que otra cosa. Si bien (y repito) el libro me gustó muchomuchomucho, no llegué a conectar tanto con ella como hubiera deseado. Probablemente me tilden de sin corazón al leer esto, pero yo siempre soy honesta. Como ejemplo pongo a Pointe, que saben que me hizo sentir como si fuera parte de la historia... y por un lado lo entiendo, porque Pointe es una historia ficticia y este libro no lo es. Para nada. Pero por otro me di bronca a mí misma por no poder conectarme con lo que se narraba ahí.
Con frecuencia pienso en lo importante que es la educación temprana para los niños pequeños y quisiera haber tenido esa oportunidad. He avanzado mucho, he logrado cambios más que sorprendentes, pero en muchos aspectos de mi educación aún tengo un largo camino por andar. Quizás otra universidad esté mejor preparada para atender mis necesidades especiales. O tal vez no. Yo exhorto a quienes estén leyendo esto a que lleguen tan lejos como puedan en la escuela, aún cuando ello implique un sacrificio importante. A largo plazo valdrá la pena.

Y una de las razones por la cual pasó eso es porque habla más del antes y después (más que nada de éste último) que del durante. Es más sobre su vida antes de ser vendida como esclava y cómo después de que la rescataran luchó por ser quién es hoy que lo que pasó mientras fue esclava. No digo que "hubiera querido más descripción" por morbosa (sería una contradicción, además), sino que es como que esas páginas las pasé tan rápido que no llegué a tomar conciencia en carne propia de lo que pasaba. El libro es tan fluido y se me pasó tan rápido que no logré realmente maquinar en mi mente lo que había sufrido Shyima.
De todas formas, Shyima y su libro me parecieron un ejemplo de vida y lucha. Sus ganas de poder, por fin, obtener educación, aprender el idioma, salir del caparazón que se había construido en esos años de esclavitud... 
Creo que fue mala suerte haber estado rodeada en los primeros años de mi vida por adultos que vivían demasiado concentrados en sí mismos. El triste resultado era que no les quedaba nada que dar a los otros.

Shyima no vive de la bronca y del odio, como muchos supondríamos. Constantemente está superándose a sí misma e intentando encontrar lo mejor de la gente, más allá de las consecuencias que aún sigue teniendo por culpa de sus experiencias pasadas. Pensar que todos nosotros nos enojamos con mucha gente por razones estúpidas, mientras ella perdonó y sigue perdonando.
Como último comentario, voy a resaltar algo que tiene que ver con un punto anterior: Shyima no escribe para quedar bien. No se guarda los momentos de enojo ni de tristeza, y cuando tiene que decir lo que piensa, lo hace. 
Si tu camino se cruza con el de un exesclavo en un contexto lega, profesional o de amistad, espero que entiendas que quizá no quiera hablar de ello. En lugar de presionar, sé tolerante. Sé amable y bondadoso. Y sobre todo, sé un amigo, porque tú puedes ser el único que tenga.

Es un libro que nos plantea un nuevo problema a todos nosotros, que vivimos libres y creemos que todos viven como nosotros: mejor o peor, pero en libertad. Ya no se trata sólo de historia antigua sino de un libro contemporáneo que nos habla de la esclavitud hasta muchos años después del nacimiento de muchos de nosotros.