Yo no le pego, pero ¿ qué hago si me pega?

Por Teresa Escudero Ozores

 Inspirada por el estupendo artículo de Criar con Sentido Común (web recomendable donde las haya, aquí tenéis el enlace al artículo que me ha inspirado: https://www.criarconsentidocomun.com/mi-hijo-me-pega/), me dispongo a contaros mi propia experiencia. Porque la teoría es preciosa... pero a veces cuesta ponerla en práctica.

Cuando nuestro hijo o nuestra hija nos pega, lo primero que deberíamos hacer es apartarnos y respirar. Porque la respuesta inmediata es pegar nosotros, defendernos. Es atávico, es la respuesta a la agresión, en general respondemos con agresión. Y lo hacemos así tanto con las agresiones físicas como con las verbales. 

¿Habéis pegado a vuestro hijo o hija cuando os ha pegado? YO TAMBIÉN. No somos perfectos, la mano se nos escapa... Y si se nos escapa a nosotros, adultos y adultas supuestamente razonables... ¿cómo no le va a pasar a una criatura con el cerebro en plena formación?

Por supuesto, hay niveles y niveles de violencia. Es evidente que cuando las criaturas menores de 3-4 años pegan, es un signo de frustración y la respuesta debería ser tranquila y moderada. A veces nos hacen daño porque simplemente no controlan su fuerza, ni siquiera tenían INTENCIÓN de hacer daño. Otras veces están emocionados, de nuevo no controlan, aprietan con mucha fuerza, y a veces muerden (frecuente cuando se están durmiendo en el pecho, por ejemplo).

Cuando un niño o niña mayor de esta edad pega, en general lo hace con intención. Y ahí es cuando hay que tirar de la respiración, del contar hasta 10... Y si se nos ha escapado la mano antes de respirar, o de contar, explicar que ESO NO ESTÁ BIEN, aunque lo haya hecho mamá o papá. Que los conflictos se resuelven HABLANDO (mejor dicho, dialogando sin gritar y con respeto).

¿Cuesta? YA TE DIGO que cuesta. Y eso que el mío no es especialmente "pegón", y tiende a resolver los conflictos hablando más que pegando. Pero hay niños y niñas que muchas veces no tienen otros recursos... PORQUE NADIE SE LOS HA ENSEÑADO. He empezado el artículo con una frase intencionada: "Yo no le pego, pero..." Y ahora vamos a interiorizarla y revisarla. ¿Yo no le pego? ¿Nunca? ¿Ni siquiera le he respondido a una agresión con otra???

Y yo al menos a esas preguntas no puedo responder un NO rotundo, como me gustaría. A mí me han pegado poco de pequeña... pero me han pegado. Y yo a mi hijo le he pegado poquísimo... pero alguna vez también lo he hecho. Sólo en respuesta a agresiones y en cuanto me he dado cuenta de lo que estaba haciendo he rectificado... Pero lo he hecho.

Y quería compartirlo con vosotr@s porque creo que muchas veces hablamos y hablamos de la teoría, de lo que DEBERÍA ser, y muchas veces nos saltamos lo que ES, y cómo solucionarlo.

NUNCA se debería pegar a una criatura. Pero si lo hemos hecho, TENEMOS QUE DISCULPARNOS, tenemos que pedir perdón y buscar la manera de reencontrarnos, de solucionar el conflicto. Incluso de llorar junt@s cuando hace falta. 

Cuanto mayores son los niños y niñas, cuantas más herramientas de diálogo tienen, menos "se les escapa" la mano. Aquí nos toca trabajar a las mamás y a los papás. Para que a nosotr@s también cada vez "se nos escape" menos, para que aprendamos a trabajar nuestras frustraciones y nuestra violencia. Cuanto más aprendamos nosotr@s, más aprenderán nuestras criaturas... Porque no nos olvidemos, una criatura aprende LO QUE VE, no lo que le contamos.

Y aquí os dejo unas cuantas técnicas de gestión de la ira que a mí al menos me han funcionado:

1.- Respiración diafragmática: Cuando noto que voy a estallar, respiro hondo, buscando llenar mi abdomen, y exhalo lentamente, contando 4. Repito ésto al menos 3-4 veces antes de enfrentar el problema.

2.- Tiempo fuera: Le explico a mi hijo que estoy demasiado enfadada y que necesito irme a mi habitación, y no salgo hasta que no me siento calmada. 

3.- Reestructuración del pensamiento: Yo ya no suelo decir "soy un desastre", "ésto es imposible", "nunca vas a poder..." "siempre te va a pasar...". Porque me he dado cuenta de que cuando me lo digo a mí misma, es más fácil que se lo diga a los demás, y por supuesto también a mi hijo. Así que lo que hago es exponer hechos (en lugar de "soy un desastre", me digo: "me he olvidado las llaves"). Parece tonto, pero de verdad, probadlo, porque ¡¡FUNCIONA!!

4.- Asertividad: Si estamos enfadados, lo estamos, y hay que decirlo. Es curioso, a mí (como a muchas mujeres) me cuesta detectar mi propio enfado, en ésto mi hijo me ha ayudado muchísimo. "Mamá, ¿por qué estás enfadada" "No estoy enfadada, cariño"... Pero cuando me paro y lo pienso... sí que lo estoy. A mi marido le cuesta mucho menos que a mí, y creo que tiene que ver con la distinta educación que se nos da a hombres y mujeres (aunque haya también muchas mujeres asertivas, cada vez más, y haya también hombres pasivos y sumisos). Es fundamental detectar nuestras emociones y actuar en consecuencia. Si notamos que nos estamos enfadando, buscar la causa y buscar soluciones antes de que la ira nos invada es lo único que va a evitar el estallido (que a menudo se produce con quien menos lo merece y en el momento menos oportuno).

5.- Ejercicio físico: Cuando me noto tensa o enfadada, me pongo una canción y me pongo a bailar, o me subo y bajo las escaleras dos o tres veces... ¡Y también funciona! El ejercicio produce endorfinas y nos ayuda a soltar las tensiones. Bailar es especialmente bueno para ésto, recuerdo en el puerperio de Miguel lo muchísimo que bailé, sobre todo cuando mi marido empezó a trabajar y yo pasaba muchas horas sola en casa. A menudo notaba cómo me iba tensando (y el peque conmigo, claro), él se ponía a llorar, yo a veces también... Y era poner música y ponernos a bailar, y todo desaparecía.

¡Espero que mis trucos os sean útiles!