Pero bueno, una tiene que ganarse el pan así que, a callar y a currar. Y entonces el destino, que también es un capullo, hace que nos manden un puto mensaje de mierda. Borrar el contestador, falsear las transmisiones, pirarse al puesto comercial más cercano y fundirse la nave en juergas mientras esperamos el fin de la galaxia. Eso es lo que yo habría hecho.
Anda sírveme más mierda de esa.
Bueno, él manda y yo obedezco. Porque si tengo que esperar el apoyo de Leni para amotinarme contra su admirado capitán apañada estoy. Yo no lloré el día que el Capitán Fast murió, pero poco faltó para que Leni se muriera con él de pena. Con Fast no nos iba mal ¿sabes? se metía en grescas por temas absurdos, ayudar a los demás y esas mierdas, pero era divertido y nos salíamos con la nuestra. Si tan solo hubiese invertido en más tripulación, o al menos en más juergas...
Pero no, tenía que construir más unidades de energía y activar más y más escudos deflectores. ESE ERA MI ÁREA. Sabré yo si hacían falta más putos escudos de las pelotas... ponerse un condón sobre otro condón no vaya a ser que la nave sienta algo. Esa debía ser mi decisión, porque la sala de motores era mi reino y los escudos mi movida. Digo "era" porque ahora piloto yo, ya que resultó que nuestro piloto, el ilustre Capitán Fast, murió en un abordaje, a pesar de tooodos los escudos deflectores.
Sírveme más.
Los escudos deflectores de los huevos...
Joder, con ese pulso podrías ser tirador de la Alianza y no un puto camarero rácano. NO estoy borracha, yo SÉ cuando estoy borracha. Cuando estoy borracha me pongo agresiva así que sírveme hasta arriba ¿VALE CAPULLO?
Ya no sé ni que mierdas decía.
Más tripulantes, más tripulantes le habrían salvado la vida. Yo no lloré el día que el Capitán Fast murió, pero me jodió. Sería un lelo pero tenía cojones. No era un puto blando. En pleno abordaje nos mandaba al límite a la sala médica y nos sacaba a patadas de allí en cuanto nos podíamos mover. Me acababa de recuperar. Yo no sabía si me respondería el dedo y podría apretar el gatillo, pero aun así ahí me puso, enfrente de aquellos soldados. Y, maldita sea, como desearon no haber entrado nunca en la Millenium 23, jeje.
Yo no lloré el día que el Capitán Fast murió, porque supe que no debía perder el tiempo, que tenía que ponerme a seguir la ruta que él había trazado cagando leches.
Ha sido un placer.
¿Qué pague la bebida? Mira, te pagaría encantada, pero ahora mismo me pillas mal de pasta.
Estamos ahorrando para activar el cuarto escudo deflector.
Sventine