No aprendo. Llevo un mes intentando escribir sobre el último disco de The National, Sleep Well Beast. No porque yo tenga un especial gusto o capacidad para la crítica musical. Simplemente me gusta, mucho. Con eso bastaría, creo. Pero la bestia de la realidad me tiene atenazado.
Esa bestia formada por "independentistas sin fronteras" criticados por Reporteros sin Fronteras, por explosiones de fervor patrio en forma de banderas (alguna con pollo) en mi pueblo (a 2500 kilómetros del "conflicto"), por tuiteros que critican un programa de humor (¿les he hablado ya de La Vida Moderna?) por no explicar bien El Procés, por banderas enormes que tapan sedes políticas reformadas con dinero negro, por nacionalismos de izquierdas (amigos indepes, sigo intentando entenderlo, no me doy por vencido) y partidos nacionalistas convertidos en centralistas a base de presupuestos, por Piolines con porra, cabezas abiertas, repúblicas cuánticas, informativos desinformantes, nazis sin fronteras y un premio Nobel criticando el nacionalismo frente a un mar de banderas. En fin, infinidad de monólogos sobre el diálogo. Una bestia que incluye, ¡válgame!, a un Rey cagándose en la monarquía en prime time.
Demasiado bestia y demasiado real como para estar tranquilo y dormir bien. Así que ayer decidí abrazar Netflix para conciliar el sueño. Abrazar, en concreto, una comedia sobre ETA para intentar dormir tranquilo. Lo sé, no aprendo. ¿Exorcizar una bestia con el recuerdo de otra mucho peor? Pues a veces me gusta no aprender. Y me gustó también la comedia, Fe de Etarras, incluso después de verla (a algunos les había disgustado incluso antes de verla). Me reí y fui consciente de por qué podía reírme, por qué incluso me convenía y por qué a mucha gente le costará mucho (y lo mucho que los querré si lo logran). Me reí y me reafirmé (otra y otra y otra vez, qué pesado estoy con el tema) en que hay que reírse siempre, o al menos en cuanto puedas, y también de lo serio, o principalmente de lo serio. Hay que ser valiente y reírse. Estar preocupado y reírse. Tener miedo incluso, y reírse.
- 30000 años hace que nació el hombre vasco en Euskal Herria. Ya no es que no os enseñen a disparar, es que no traéis ni la historia aprendida. ¿No lo sabíais? En la Aquitania vasca nació, hace 30000 años. Pues desde entonces hasta aquí el hombre vasco se ha estado pegando de hostias con todo el mundo, con todo dios. 30000 años y pico, se dice pronto, ¿eh? Pues de todos esos, ese porrón de siglos, el último medio nosotros ahí luchando que te pego. 50 años. Vosotros eráis unos mierdas haciendo la kale borroka esa de los cojones cuando yo me tuve que ir a Venezuela de un día pa otro.
- Pero tú no eres vasco, tú eres riojano.
Dormí ocho horas del tirón. Cuando desperté, la bestia todavía estaba aquí.