La Constitución española tiene reservado un artículo preeminente para los partidos políticos. Estos son los garantes del sistema político actual y de conformidad al artículo 6, “ expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política.”
La decisión de reformar la Constitución la han tomado el Presidente del Gobierno y el líder del Partido Popular, al margen de sus partidos. En ellos ni se ha debatido esta propuesta ni se ha tomado acuerdo alguno. Ninguno lo llevaba en su programa electoral.
Es sólo una pequeña pero importante muestra del carácter antidemocrático que hay detrás de esta decisión tomada al margen de la voluntad popular y por unas élites en estado catatónico que han convertido sus respectivos partidos en máquinas electorales sin más, ajenas a la conformación de ideario y política y reservando el papel de palmeros a los militantes, ajenos a cualquier decisión que implique cambios sustanciales.
Y es sólo la forma, el fondo político que implica la decisión es tan dura para la ciudadanía que da vergüenza ajena que lo proponga un partido socialdemócrata. De esto pueden hacerse una idea leyendo alguno de los blogs más abajo.
Le llaman democracia, y no lo es.
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