Yoshiaki Nishimura llevaba ya varios años aprendiendo directamente del histórico productor y ex-presidente de Studio Ghibli, Toshio Suzuki. De hecho, ya había realizado la labor de máximo responsable en la producción de las dos últimas películas del estudio: El cuento de la Princesa Kaguya (2013) y Cuando Marnie estuvo allí (2014). Se postulaba claramente como el sucesor natural del propio Suzuki. Ahora ha sorprendido a todos lanzando un estudio propio. Y ya tiene un primer proyecto anunciado.
Studio Ponoc es el nombre elegido para la nueva compañía encabezada por Nishimura, que está registrada desde el pasado 15 de abril, aunque no se ha sabido hasta ahora. Esto no hace otra cosa sino alimentar las sospechas sobre la difícil situación de Studio Ghibli y su continuidad, que junto al silencio oficial que se guarda desde que se anunciara su paralización en la realización de largometrajes, y el desmantelamiento de todo su equipo fijo de animadores hace ya casi un año, lo encaminan hacia un destino bastante oscuro, pese a algunas declaraciones posteriores que abogaban por la búsqueda de mejores formas de amortizar económicamente el funcionamiento de Ghibli tras la retirada del sustento de la compañía, Hayao Miyazaki.
El hecho es que ahora Nishimura monta un estudio propio. Pero esto viene precedido por el abandono del director Hiromasa Yonebayashi, el distanciamiento de Gorô Miyazaki y de las ya sabidas retiradas de Suzuki y Miyazaki, junto a lo (poco) que pueda dar de sí Isao Takahata, que va a cumplir 80 años y que, al menos, lejos de anunciar su retirada, en sus últimas declaraciones apuntaba a su disposición para hacer, quizás, algún otro proyecto.
Todo esto solo admite una realidad: Studio Ghibli está realmente parado (estos movimientos no hacen pensar que estén preparando un regreso, desde luego) y los profesionales ligados a su pasado, su presente y su futuro están dando pasos encaminados a ejercer su actividad profesional en otros lugares.
Lo de Nishimura es especialmente significativo, pues si en Studio Ghibli estuvieran teniendo alguna actividad interna, sería una persona fundamental ahora en el actual esquema organizativo de la compañía. Por supuesto, no se puede descartar nada. Pero la creación de un estudio nuevo tiene implicaciones serias sobre su alejamiento.
Studio Ponoc ha nacido con un primer trabajo a la vista: Summer Train!, una campaña publicitaria de piezas animadas de 30 segundos, realizadas por otro histórico de Ghibli, Yoshiyuki Momose. La música correrá a cargo de Yugo Kanno, y se estrenará a principios del mes de julio. El próximo 20 de junio tendremos un primer avance.
La protagonista de la campaña es una familia formada por seis personas (que representan a tres generaciones de edad) y que deciden viajar en tren durante el verano.
Llevamos ya varios meses viendo este tipo de movimientos y anuncios de gente importante relacionada con el futuro del estudio. El optimismo (y el sentido común) siempre me han llevado a pensar que es muy improbable que Studio Ghibli muera simplemente así, sin más. Un nombre tan grande en el mundo de la animación, con gente ampliamente adiestrada durante los últimos años para un futuro sin Hayao Miyazaki, parece imposible que, de algún modo, no salga adelante (luego, que fracasen o no en la continuidad, ya es otra cosa). Pero lo que estoy percibiendo es, quizás, cierta dejadez o falta de voluntad en querer solucionarlo en un límite de tiempo más o menos razonable. O falta de comunicación en ese sentido.
Ha pasado casi un año desde el anuncio de "cese temporal", y todo lo que se ha sabido es cómo se ha ido desarmando, poco a poco, la estructura de la compañía. Los anuncios oficiales apenas han sido exposiciones para el Museo Ghibli. Entre medias han pasado cosas muy importantes, como la nominación al Oscar de El cuento de la Princesa Kaguya, el estreno en Estados Unidos de Omoide no Marnie y, ayer mismo, una fecha tan señalada como es el 30 aniversario de la fundación de Ghibli. Ante todos estos eventos, no ha habido respuesta de ningún tipo.
Empiezo a pensar que quizás la verdadera voluntad de los que fundaron Studio Ghibli, especialmente la de Hayao Miyazaki y Toshio Suzuki, ante las dificultades y sin ver nada claro un futuro artístico digno del legado que se deja, sea el cerrar la marca y preservar su obra como algo que quedará ahí para la posteridad. Y que los que se han formado en el estudio, simplemente ejerzan su profesión en otras empresas.
Todo puede ser. Espero equivocarme.
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