No sé si estoy mayor o realmente esta es la primera película de Paolo Sorrentino que hace sin copiar a nadie y por eso me ha gustado. Keitel y Caine están inmensos. A Rachel Weisz es un placer verla y como viene siendo habitual, también está fantástica. Ninguno de ellos necesita dirección, eso imagino, ayuda mucho para el resultado final.