Hoy me toca reseñar la segunda parte de esta trilogía compuesta por: Rubí, Zafiro y Esmeralda (la cual llegará en Noviembre =D). La reseña de Rubí la pueden encontrar por AQUÍ =D. Por los costados de esta reseña podrán ver las portadas de Estados Unidos, las cuales son muy lindas, y que estoy envidiando profundamente (las de acá son un poco feas (?)).
En esta nueva entrega podremos conocer nuevos personajes, pero el que yo creo que se merece 5 estrellas (y no 4 como el libro) es Xemerius, con este personaje creo que me he reído como nunca. Le da esa chispa que necesita el libro, ese toque mágico que hace que el libro resulte divertido y ameno. Hasta podría decir que hoy mientras leía las últimas hojas en el tren volviendo de la facultad a mi casa, la gente se me quedó mirando raro mientras me reía solo (al parecer la gente relaciona libro con algo aburrido y por eso les extrañó).
A Gideon por momentos me daban ganas de matarlo, y por otros momentos me daba tristeza. Vamos a conocer mucho más de su pasado, y hasta en cierto punto lo vamos a entender más. Pero por otra parte, algunas de sus actitudes merecen la horca al igual que Gwen.
La última cosa que me encantó es el código que te enseñan a descifrar durante el libro, y que al final del libro te dan uno para que vos resuelvas por tu cuenta, cosa que durante los últimos 5 minutos de tren me hizo pasar el rato. Definitivamente creo que esta saga puede dar mucho más en Esmeralda, y lo espero con ansias.
Agradecimientos:Random House Mondadori por el ejemplar.
Gwen y Gideon tienen dos retos a los que enfrentarse: aprender a amarse en distintas épocas... y ¡salvar el mundo!Todo había empezado con aquel beso.Gideon de Villiers me había besado a mí: Gwendolyn Sheperd.
Naturalmente, debería haberme preguntado por qué se le habría ocurrido aquella idea de una forma tan repentina y en unas circunstancias tan extrañas —escondidos en un confesionario y todavía sin aliento tras una persecución de película por medio Londres—. Pero el hecho era que en aquel momento yo no pensaba absolutamente en nada, aparte quizá de que no quería que el beso acabara nunca.
Por eso tampoco fui del todo consciente del tirón que sentí en el vientre ni me di cuenta de que entretanto habíamos vuelto a saltar en el tiempo…