La típica sonrisa bobalicona y a la vez diabólica de un peligroso personaje
En este mismo blog, en enero de 2015, se contaban una serie de evidencias de la simpleza y mediocridad de José Luis Rodríguez Zapatero, que fue Presidente del Gobierno de España de 2004 a 2011. Más de diez años después, este personaje necio y obtuso se ha convertido en cómplice de gobiernos criminales que matan para mantener el poder, en compinche de terroristas asesinos, en secuaz de narcotraficantes sin frenos morales. Su pasado de sujeto sin el menor talento ni rastro de moralidad fue su comienzo
Seguramente este individuo se cree poco menos que la bondad personificada, cosa que les ocurre a menudo a quienes se dicen a sí mismos que, siendo de izquierdas (o de la creencia que sea), están legitimados para hacer cualquier cosa, pues así se lo permite su ideología. Lo curioso del caso es que de izquierdas no tienen nada, al contrario, están perfectamente engranados en la maquinaria capitalista, gozan de abultadísimas cuentas bancarias, de monstruosas propiedades inmobiliarias y de todos los lujos propios de los multimillonarios…., pero se sienten muy de izquierdas y desprecian profundamente el capitalismo. En realidad hay que tener muy escaso cerebro y nula conciencia para, al igual que Rodríguez Zapatero, aliarse con ricos y poderosos para alcanzar fortunas fabulosas pasando por encima de los derechos de los débiles y de quienes se atreven a llevarles la contraria.
El ex presidente de España ha llegado hasta ahí, hasta la total ausencia de conciencia y moralidad, desde una total ausencia de inteligencia, desde esa medianía que incapacita para ver la realidad. Y esto es algo que demostró desde su juventud. Siempre fue persona muy corta de entendederas, un hombre muy simple que actuaba inconscientemente y sin calcular las consecuencias de sus actos. Lo que más le gustaba en su primera juventud era pasear por la calle Ordoño II, la principal de su ciudad, León, luciendo sus prendas de marca, pues siempre fue lo que se dice un pera.
Es sabido y recordado que gustaba de ir a jugar a las cartas a un bar, donde una vez lo pillaron haciendo trampas; los demás jugadores lo echaron entre insultos y descalificaciones, de modo que cualquiera con dos dedos de frente hubiera desaparecido del lugar para siempre; pero no Zapatero, quien, sin capacidad para asimilar lo vergonzante del trance, volvió al día siguiente para sorpresa de los demás, que lo pusieron de tonto para arriba mientras él se quedó de pie, sin hacer nada más que poner esa sonrisa bobalicona tan propia. Todos volvieron a los naipes repitiendo una y otra vez “¡este tío es tonto integral!”…, mientras él permaneció inmóvil hasta que se cansó y se fue.
Después, fue profesor sustituto durante unos meses en la Universidad. Una de las secretarias recuerda que, a diferencia de los demás profesores, que se encargaban de hacer sus propias fotocopias, Zapatero se las encargó a ella, que por hacerle un favor se las hizo. Lo malo es que el tipo se aprovechó de la buena fe de la secretaria y volvió una y otra vez a pedirle que le hiciera las dichosas fotocopias. Hasta que un día la jefa de secretaría vio que se formaba cola y preguntó qué pasaba, descubriendo que una de las encargadas de atender a los asuntos y trámites del alumnado tenía que perder el tiempo haciendo las fotocopias al señor Zapatero. La mencionada jefa se fue a ver al susodicho y le dijo que cómo tenía la cara tan dura para encargar a los demás algo que tenía que hacer por sí mismo, a lo que el torpe personaje respondió: “bueno, como me las hizo una vez yo se lo volví a pedir, y como me las seguía haciendo yo le volví a pedir ese favor desde entonces”… ¡Hay que tener muy escaso cerebro y muchísima cara dura para admitir que se aprovechó una y otra vez de quien no se atrevía a negarle un favor! Esa misma secretaria recibió una vez el encargo del dudoso sujeto de solicitar su historial académico, descubriendo que le faltaba aprobar una asignatura para conseguir la Licenciatura de Derecho (todo esto es fácil de comprobar).
Mientras fue profesor sustituto puso y corrigió exámenes a los alumnos. En cierta ocasión una alumna que recibió un suspenso fue a protestar y a ver el examen junto al profesor Zapatero, descubriendo entonces que este señor sólo había corregido la cara A de la hoja del examen, sin ni siquiera ver la cara B, con lo que, claro, no comprobó todas las respuestas. Lo ‘mejor’ del caso es que, muchos años después, en una reunión de amigos, el padre de otra alumna comentó que a su hija le había ocurrido lo mismo con el mismo profesor, lo que indica que este personaje tenía por costumbre (seguro que por pura vagancia) no corregir la totalidad del examen (todo es fácil de comprobar).
Sería a finales de la década de los ochenta del siglo pasado. M. A. era el cantante de un grupo punk llamado B.S. y era muy de izquierdas y, sobre todo, muy sindicalista. Un día se presentó al ensayo y contó a sus compañeros de banda que en su sindicato estaban todos ilusionados porque esa tarde iba a ir Zapatero (ya un cargo importante del partido en la provincia) a darles una charla. Al día siguiente le preguntaron qué tal la charla y el orador; M. A. respondió que el tal se pasó tres cuartos de hora hablando sin decir nada, todo fueron vaguedades y generalidades, todo ir por las ramas, pasando de un tema a otro, de un asunto a otro sin concretar nada, sin decir nada de nada... Y el cantante del grupo punk concluyó con un premonitorio: "Este llegará a presidente del gobierno, seguro" (todo muy fácil de comprobar).
Y es que, en realidad, a los altos cargos de la política se llega sin valores morales, sin escrúpulos de conciencia y sin honestidad, pues todo eso no son más que estorbos, obstáculos para ascender en el partido y en la política. Para llegar a los más altos puestos de poder hay que estar dispuesto a adular y traicionar, a mentir, corromper, sobornar… Y si a todo ello se añade la falta de inteligencia, el éxito en política está asegurado. Zapatero es el paradigma.
CARLOS DEL RIEGO