Zapatero, el islamista etarra y Pablo Iglesias, el chavista iraní

Publicado el 10 febrero 2016 por Kurtz
Hace unos días tuve un animado debate en Facebook con alguien que decía estar muy preocupado por la financiación de Podemos. En sus líneas se llegaba a entrever que consideraba a los dirigentes de Podemos como agentes infiltrados del chavismo en España, algo que abiertamente dicen varias organizaciones vinculadas a la derecha española o venezolana.
Es evidente que, desde que Podemos empezó a dar señales de que podía gobernar este país (a alguno se le quedó la cara a cuadros cuando Podemos alcanzó los cinco eurodiputados), muchos se han empeñado en atacar, que no criticar, a la formación morada. Ataques basados en descontextualizaciones o, directamente, en mentiras. Y es que, como ya he dicho en otras ocasiones, vivimos en un mundo sobreinformado donde una mentira tiene muchísima vida, incluso a veces hasta resucitada. Y eso lo saben los atacantes, que lanzan bulos que pescan los incautos. La punta de lanza de esos atacantes es el periodista Eduardo Inda (quien ha llegado a reunirse con la policía) que se está convirtiendo en todo un experto en exagerar, descontextualizar y mentir gracias al altavoz de La Sexta Noche. Son indicios de sospecha, algunos están poniendo la lupa sobre la financiación de Podemos mientras no ven las sospechas de financiación ilegal que recaen sobre el PP,  especialmente, el PP valenciano.
La campaña de acoso y derribo contra Podemos me recuerda a la que, desde 2004, se llevó a cabo contra el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Desde el mismo 14 de marzo de 2004 que ganó las elecciones, a Zapatero se le acusó de estar detrás de los atentados del día 11. Se le acusó de que iba a vender España a los musulmanes (utilizando también falsedades) o de que se iba a rendir ante los terroristas de ETA. Desde la derecha navarra se llegó a decir que iba a vender Navarra a los separatistas vascos. Se acusó a Zapatero de orquestar la matanza de los trenes de Madrid para llegar al poder y se utilizó constantemente, durante toda la legislatura, a los muertos contra el presidente. Una campaña de mentiras que tenía por lanza a otros pseudoperiodistas como Jiménez Losantos y Pedro J.
La derecha nunca está a gusto cuando pierde el poder. Es por eso que recurre a campañas de desprestigio, sustentadas en exageraciones y falsedades. Y el complejo de la izquierda, que siempre tiene que estar justificándose, ayuda mucho a que esas campañas se extiendan (véase lo que está pasando últimamente en Madrid).