Zapatero, humillado, degradado y bajo vigilancia internacional

No ha podido caer más bajo. Zapatero, sin prestigio ni credibilidad alguna, ha sido humillado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional y colocado bajo vigilancia directa. Por vez primera en su Historia moderna y por culpa de un mal gobernante, del que ya no se fía nadie, España pierde soberanía real como nación y queda bajo vigilancia exterior.

Aunque el propio Zapatero y los suyos lo disimulen y la degradación de los poderes político y económico de España sea ocultada por los medios sometidos al régimen, la realidad es que Zapatero, al perder el control de la economía nacional, ha sido degradado como presidente de un gobierno soberano y reducido hasta el rango de "gobernador" al servicio de la Unión Europea.

Zapatero es el primer presidente del gobierno español que tiene tiene menos poder real del que le otorga la Constitución.

Para encontrar algo parecido en nuestra historia habría que remontarse, quizás, a los tiempos romanos, cuando España era una provincia romana comandada por un proconsul.

Zapatero, que al parecer ni siquiera tendrá la dignidad de dimitir en estas circunstancias, degradantes para él y, sobre todo, para España, es ya algo parecido a los antiguos sátrapas, un gobernador sometido a un poder exterior, o quizás uno de aquellos reyes de opereta, tutelados por el Imperior Romano, como fue el famoso Herodes de los Evangelios.

Para colmo de humillación y por si quedaba alguna duda sobre el mal gobierno de Zapatero, la bolsa española reaccionó con una inusitada euforia ante la noticia de su degradación y de la vigilancia exterior de la economía española, protagonizando ayer la mayor subida de su historia, nada menos que un 14.5 por ciento.

Quizás lo peor de este insólito drama español, del que Zapatero es el gran responsable, es que la mayoría de los españoles nos hemos alegrado ante la humillación de nuestra nación tutelada. La intervención europea y la degradación del sátrapa causan alegría y esperanza a los parados, que recobran cierta esperanza ante el futuro, a los empresarios, que esperan que el tejido productivo deje de ser arrasado por la crisis y el gobierno, y los millones de españoles honrados y de bien, hasta ahora desesperados por la preocupante y dramática deriva de España bajo Zapatero y su gobierno.