El Gobierno de ZP está tan momificado como los del tunecino de Ben Alí y el egipcio de Hosni Mubarak. En el año 2010, a pesar de las tardías reformas impuestas por la comunidad internacional, sigue generando paro masivo, al rítmo sobrecogedor de 1.000 diarios. Como los jóvenes tunecinos y egipcios, los españoles no tienen horizontes y están siendo diezmados por el desempleo, que afecta casi a la mitad de ellos. La única diferencia es que en España las familias todavía resisten y pueden mantener a sus vástagos, mientras que en Egipto y Túnez ya están agotadas y carecen de medios.
Zapatero, con ni siquiera siete años en el poder, se ha transformado en una momia tan corroída por el desgaste y la vejez como la de los autócratas de Túnez y Egipto. El de Zapatero, vergonzosamente sostenido por un partido socialista que es incapaz de anteponer el bien común a sus propios intereses, constituye todo un record mundial de deterioro político acelerado y de vergonzoso apalancamiento en el poder, a pesar de que la sociedad casi en pleno (más del 80 por ciento, según las encuestas) le pide a gritos que se marche y convoque elecciones anticipadas.
Zapatero y sus acólitos no creen en la economía de mercado y sólo creen en el poder del gobierno. Sus raices leninistas y su estatalismo intervencionista están arruinando a España. Sus reformas son tímidas e insuficientes. El miedo a los sindicatos les paraliza y quien sufre los estragos de esa cobardía inepta es el pueblo, sometido ya a una presión difíciil de resistir, cansado de los desmanes y abusos de los políticos inecapaces que les gobiernan.
La economía sigue taponada por una legislación difusa e incompleta y por un Gobierno desgastado y cada día más impopular. Las cifras de desempleo de la EPA son demoledoras y anulan cualquier expectativa de mejora a corto plazo. La dramática deriva del desempleo no alcanza nunca un punto de inflexión y la frustración social crece de manera proporcional a la destrucción del tejido productivo y la competitividad. La situación ha dejado de ser alarmante para convertirse en dramática e insostenible.
Zapatero tiene que irse y si no se va hay que obligarle a hacerlo, saliendo a la calle, gritandole, reclamándole los daños que está causando a España, afeándole el sufrimiento gratuito que está causando.
Con 370.100 nuevos parados en 2010; con 4.696.600 españoles en edad de trabajar despojados de su derecho a un trabajo digno y con casi 10 millones de pobres,, Zapatero es ya el mayor enemigo de España.