El hundimiento del PSOE de los últimos meses hizo saltar todas las alarmas entre los barones regionales y los pesos pesados del partido, que reclamaron un golpe de timón para evitar la catástrofe. Daba la impresión de que Zapatero había decidido convertirse en la víctima necesaria de la legislatura de las reformas más complejas, resignándose a una derrota más que segura en 2012. No había una respuesta contundente que hiciera ver que aún había partido, a pesar de la importante ventaja que lograba el PP.
Sin embargo, un exhausto Zapatero, que hoy vive sus horas más bajas en La Moncloa, rectifica el rumbo que dirigía al PSOE hacia el precipicio. Así, desechó la geometría variable que decidió a principio de legislatura para suscribir sendos pactos de estabilidad con PNV y Coalición Canaria (este último se ha llevado por delante el pacto de gobierno con el PP en las islas) y afrontar así con más tranquilidad unos presupuestos que podrían haberle costado el adelanto de las elecciones. Tras lograr ese balón de oxígeno, aun teniendo que desembolsar una buena cantidad de dinero en forma de competencias a ambas comunidades, se decidió el pasado domingo a remodelar en profundidad el Consejo de Ministros, como ya le habían reclamado varios barones.
Después de dudar si hacer una ‘minicrisis’ con la sustitución de Corbacho o remangarse para darle un cambio de rumbo al Gobierno, decidió lo segundo. Y lo hizo rodeándose de algunos de los pesos pesados del partido y de personas con un fuerte perfil político, importante para afrontar la parte más decisiva de la legislatura.
¿Los cambios? Ya se saben… Sólo algunos apuntes:
- Me gusta la decisión de ‘formalizar’ lo que hace meses viene siendo una realidad: Rubalcaba lidera el núcleo duro de decisión en el Gobierno. Por cierto, a veces hay que pensar
- Estoy de acuerdo con la eliminación del Ministerio de Vivienda, pero no con el de Igualdad.
- La incorporación de Rosa Aguilar, ex de IU y consejera de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, me parece acertada, pues era uno de los mayores activos políticos del Ejecutivo de Griñán. Además, es una forma de demostrar que, a pesar de todo, este Gobierno es de izquierdas, aunque sólo quede a estas alturas en los papeles y los carnés.
- No estoy, en absoluto, de acuerdo con el salto al Consejo de Ministros de Leire Pajín. Seguramente haya que entender este nombramiento como un ‘premio’ por los servicios prestados durante este tiempo. Sin embargo, creo que no merece ese galardón tras su gestión en el PSOE.