El zapato encaja o no encaja, esa es la moraleja. Tal vez los hinchados pies de una pobre Cenicienta, esclavizada en las labores del hogar por la madrastra, no hubieran encajado en el rígido cristal en un mundo real. A lo mejor esa es la moraleja, y no la evidente. A lo mejor, lo que dice el cuento es que no todo encaja en un zapato tan poco elástico como uno de cristal, aunque uno se empeñe.
La primera vez que fui a Ferrol fue en 2009 y ya entonces me pareció que la cosa tenia defectos, y no pequeños. Fui en 2010, de nuevo, bajo las mismas premisas y de nuevo ayer, a un evento que lleva el mismo nombre pero que como epígrafe se auto-denomina "II Salón Internacional del Vino"
Ya no es una feria al uso, con stands por marcas o empresas, mucho montaje, despliegue y tal. Es mas un evento con ínfulas de ser conocido por la calidad de su producto sin aditivos externos, mesas corridas y todo el mundo en igualdad de condiciones. Además ahora, al contrario que en el pasado, las bodegas y no solo las mas grandes, tienen presencia con su productos, incluidos los elaboradores mas pequeños y (ojo al dato) actualmente mas deseados y valorados.
Esto dejando a un lado lo positivo, que pasa por las mesas y la uniformidad general del conjunto, que democratiza y lo deja todo en manos del vino; el que está rico triunfa, el que no lo bebe quien lo bebe. Y fin.
Así que, a riesgo de parecer desconsiderado, diré que por ahora, en Galicia, el salón de los vinos auténticos, verdaderos y con raíz es y seguirá siendo "A Emoción dos Viños". Este si que es internacional (hay, cada vez mas, viticultores portugueses, vinos franceses y mas) y ni siquiera lo pone como subtitulo. Es, además, una cita realista, que se hace en un entorno único de verdad, que es lo que es (una reunión de amigos abierta al publico) y que ofrece lo que ofrece; sinceridad.
El primero es un albariño de Barbanza con 20 meses en deposito y que catamos en el marco del acto que Mariano Fisac hizo para Compostela Gastronómica. Es un vino tan particular que de raro resulta sorprendente. Es una pura y legítima demanda de atención hacia una forma de sentir el vino que va mucho mas allá de ganar dinero o de vender botellas y que se basa en querer que tu vino sea parte de ti, de tu casa, de tu familia, de tus raíces. No todos lo consiguen pero este me sorprendió como pocos en los últimos años.
El Arcan es también un albariño, en el otro lado del espectro positivo. Es parte de la herencia que dejan el Salnes y los vinos al borde del mar, tan salino que parece yodo embotellado (en mis recuerdos de infancia, es un albariño con aroma a "macizo", a saber; el olor del marisco de concha que se machaca para atraer a los calamares). Dos vinos que progresaran, y mucho, aún en botella.
Así culmina una nueva semana de pasión para algunos (la DO Rueda, por ejemplo) y para mi entre dolores y esfuerzos, entregado a la causa, a mi causa, y preguntándome de paso: si este Sant Yuste es verdejo 100% de Segovia y sabe a zarza, a anises y es directo y fresco en boca...que es lo que hacen en Rueda?
*Fotos: de mi autoría.