Las leyes españolas, incluida la Ordenanza de Cementerios de Zaragoza, reconocen a los ciudadanos la libertad de culto y el derecho a recibir una sepultura digna, de acuerdo con los ritos de cada confesión. Asimismo, hacen referencia al derecho de la Comunidad Islámica de España a recibir parcelas para realizar sus enterramientos, así como las medidas que les permitan observar sus ritos funerarios.
El edificio municipal que ha cedido el consistorio a la Comunidad Islámica de Zaragoza tiene una superficie de 65 m2 y se ubica en la parcela de 12.000 m2, enclavada en el cementerio musulmán de Torrero. El acondicionamiento de estas instalaciones, de una sola planta, se llevó a cabo en 2012 con la intención de facilitar la existencia de un recinto en el que se realizara la ceremonia del lavado y purificación de los cadáveres, según los preceptos islámicos. Tras esta preparación, los musulmanes envuelven a sus fallecidos en un sudario blanco y los introducen en un ataúd, que se sepulta en tierra, orientado a la Meca
Con el convenio que se ha firmado hoy, el Ayuntamiento de Zaragoza asume la gestión administrativa del musulmán, el control de las obras y los trabajos de mantenimiento y conservación, así como los enterramientos, como en cualquier otro recinto de Torrero. La Comunidad Islámica, por su parte, deberá encargarse de la preparación y el manipulado de los cadáveres que vayan a ser inhumados por el rito islámico.
El cementerio musulmán, integrado en el cementerio de Torrero se comenzó a utilizar en 1936, alojando a los combatientes marroquíes de la Guerra Civil española. Desde 1988 se han ido realizando diversas actuaciones que lo han conformado con las características propias de un cementerio musulmán. Además, el pasado ejercicio se han realizado diversas intervenciones de urbanización y mejora del conjunto funerario.
Así, un andador central, flanqueado por zonas ajardinadas permite llegar hasta las sepulturas en tierra, organizadas en parcelas y terminadas con gravas de colores y separadas por zonas peatonales que facilitan el acceso. En este recinto se inhuman musulmanes fallecidos en la ciudad, así como los procedentes de Navarra, País Vasco, Logroño y Lérida. En 2012 se enterraron 16 niños y 3 adultos.