Zeitgeist antisindical XVI, las cruces de Sant Jordi para los sindicatos vendidos a Mas

Publicado el 07 abril 2014 por Trinitro @trinitro

Creo que no desvelo ningún secreto si digo que hay un sector antisindical en Catalunya alrededor de Ciutadans y PP. Tampoco si afirmo que este secto tiene una especial animadversión a los sindicatos catalanes por dos motivos: están a favor del dret a decidir y son enemigos de clase.

Lo que sí añado como novedad es que este sector coincide en estrategia con algunos opinadores del área más “PSOE” del PSC (que se expresan sobretodo por sus voces oficialistas Toni Bolaño y Quim Coll).

Una parte de esta estrategia es la de intentar trasladar presión a las organizaciones sindicales para que abandonen la posición de consenso con el resto de organizaciones sociales (desde las asociaciones de vecinos, las entidades educativas, las casas regionales, etc..) que están a favor del dret a decidir. Para ellos la primera línea de combate ideológico en el proceso catalán está en los dos sindicatos. Esta estrategia se basa en dos puntos, intentar buscar las mismas contradicciones que tiene el PSC (y en menor medida ICV) dentro de UGT y CCOO por un lado, por el otro, la de lanzar pequeños zeitgeists antisindicales puntuales para debilitar la credibilidad de los sindicatos en ese ámbito.

Primera parte del zeitgeist antisindical, la falacia de que hagan el papel de los partidos

Esta estrategia es pura falacia lógica. Es querer tratar a las organizaciones sindicales las contradicciones que pueden tener las organizaciones políticas, sin considerar que son organizaciones sociales cuyo discurso y propuestas en determinados issues no han de adquirir la concreción legislativa que han de asumir los partidos políticos. La falacia está en que la forma concreta que puede adoptar el dret a decidir o su viabilidad legal no es un tema que tengan que resolver los ciudadanos, las entidades, asociaciones o sindicatos que están a favor del dret a decidir, sino que forma parte del ámbito político puro y duro. Es responsabilidad última del Parlament, del Congreso de los Diputados, y de los partidos políticos. No de la sociedad. Los sindicatos son legisladores en el ámbito laboral y han de hacer propuestas económicamente viables para el estado del bienestar, las asociaciones de vecinos tienen la responsabilidad de hacer propuestas legislativas en temas de participación ciudadana, pero no en todos y cada uno de los elementos políticos.

Querer trasladar esa responsabilidad de los parlamentos y los partidos a la sociedad civil es una de esas estrategias maquiavélicas a la que algunos de los citados están más que acostumbrados. Los sindicatos se suman a la voz de la sociedad civil organizada, excepto la patronal Foment del Treball y el Cercle d’Economía, a favor del “dret a decidir”. La forma de implementarlo y llevarlo a término es responsabilidad de los políticos.

Por otro lado los sindicatos no son partidos políticos, son organizaciones confederales, o sea que cada unidad que es capaz de decidir en un sindicato tiene que responder a sus bases y es autónoma. Es compatible que en un sindicato una federación esté a favor de mantener los pluses por antigüedad y otra prefiera retirarlos a cambio de equilibrar los salarios entre categorías en los convenios. Los acuerdos de negociación colectiva son instrucciones que intentan coordinar la negociación colectiva, no son directrices cerradas. Más aún en aspectos donde los sindicatos no son “legisladores”. La mayoría del sindicato puede estar a favor del “dret a decidir” y en cambio haya afiliados o dirigentes que no. No ocurre ningún problema si estos lo expresan. No existen mecanismos que prohíban o sancionen internamente a ningún sindicalista por participar de un acto político que el sindicato no comparta. Los estatutos de los sindicatos son infinitamente más laxos en sus mecanismos de control ideológico sobre sus miembros de lo que lo son los estatutos de los partidos. No solo eso, la práctica cotidiana también lo es.

Las medallas como premio de la burguesía catalana, ejemplo de zeitgeist antisindical

La segunda parte del zeitgeist antisindical es menos sutil. El ejemplo es la actual campaña que han sacado sobre la otorgación de las cruces de Sant Jordi a UGT y CCOO de Catalunya. El argumento básico de este zeitgeist es que los sindicatos reciben este galardón por los servicios prestados a favor del nacionalismo catalán.

El argumento es falaz. Las cruces de Sant Jordi la han recibido más de un centenar de entidades y varios centenares de personas a lo largo de toda su historia. El listado se puede consultar aquí. La cruz no tiene dotación económica (tal y como se insinúa) y tiene un valor simbólico, puro y duro.

La UGT de Catalunya ha cumplido hace unos meses 125 años y de aquí a pocas semanas CCOO de Catalunya celebra su 50 aniversario. La mayor parte de entidades que han recibido la cruz de Sant Jordi se las ha otorgado como un reconocimiento a su trayectoria justo en alguna efeméride de su fundación. La Unió Excursionista de Catalunya, collas sardanistas, corales, etc… todas ellas han recibido su galardón en el 50, 75, 100 o 125 aniversario de su fundación como reconocimiento a su trayectoria.

Según el zeitgeist antisindical que la reciban los sindicatos sólo puede responder a que estos se han vendido a Artur Mas. Sólo pueden ser objeto de un galardón que otorga la Generalitat no por sus méritos, no por llevar 50 y 125 años luchando por los derechos de los trabajadores, sino por venderse. La falacia es profunda, y no solo es un insulto a los sindicalistas de hoy, sino a los sindicalistas del pasado que durante décadas en el caso de CCOO y más de un siglo en el caso de UGT, han luchado por los derechos de los trabajadores.

Un país normal reconoce la trayectoria de sus asociaciones, sean estas culturales, sociales, montañistas, folclóricas o sindicales. Pero para algunos si unos “obreros” reciben ese galardón no puede ser por sus méritos, sino porqué se venden a “la burguesía catalana”. Al parecer, para ellos, que CCOO cumpla 50 años y UGT cumpla 125 años es una casualidad que no tiene que ver con el galardón.

La falacia, por evidente, no deja de ser efectista, aunque por el momento sólo cuaje en los ámbitos de personas muy ideologizadas y cercanas a los 3 ámbitos ideológicos citados anteriormente.