Zinemaldia 2011. Gala de Inauguración: el vestuario como metáfora de una industria a la deriva.

Publicado el 17 septiembre 2011 por Jongs @JonGS
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Cine: una palabra, un concepto, una industria, un universo, y hoy, un motivo… bajo un escenario sobrio que parecía el decorado del set de producción del programa Saber y Ganar, aunque gracias a Dios sustituyendo a Jordi Hurtado dos preciosas donostiarras como son Marta Etura y Bárbara Goenaga, comenzó la 59ª edición del Festival de Cine de San Sebastián. Esta frase que sirvió de introducción fué, por estúpida decisión de una dirección que se cree muy cool, expresada por Bárbara Goenaga a través de una pantalla situada en medio del escenario como simbolizando la importancia de las nuevas tecnologías y el cambio que éstas supondrán para el cine. ¿Quién en su sano juicio podría preferir ver a la actriz donostiarra a través de esa pantalla en vez de sobre el escenario?.

Reforzando esta idea se decidió dar por primera vez especial peso a las redes sociales con tal de incluir la opinión de la ciudadanía en este evento y tratar de hacerlo cada vez un poco más social y menos elitista.

Se comenzó por la presentación de la Sección Oficial con 20 películas de 15 países diferentes, de las cuales 16 de ellas compiten por la Concha de Oro y cuatro participarán fuera de concurso. Entre ellas, No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu; Le Skylab, de Julie Delpy; Los pasos dobles, de Isaki Lacuesta; La voz dormida, de Benito Zambrano; o Los Marziano, de Ana Katz.

Juan Diego Botto, como presidente de la sección de Horizontes Latinos, se acordó primero de Jordi Dauder, actor y escritor comprometido con la lucha social, fallecido recientemente, para presentar después la tradicional sección del festival que hace un recorrido por el cine latinoamericano mostrando películas como Ulises, de Oscar Godoy o Las Acacias, de Pablo Giorgelli. Inaugurará la sección la Mexicana Miss Bala, de Gerardo Naranjo; historia de una aspirante a modelo que se encuentra inmersa en un entorno de violencia. 35.000 euros para la mejor película de habla hispana.

Cine en movimiento, sección organizada por el Festival de Cine de San Sebastián con la colaboración de los festivales internacionales de Amiens (Francia) y de Friburgo (Suiza), continuará siendo las sección que ayudará a financiar películas que por problemas económicos se han quedado en fase de pre-producción o post-producción. Optan a competir por diversas ayudas: países africanos de habla portuguesa, directores del Magreb y países árabes subdesarrollados. Por su parte la sección Cine en Construcción tiene propósitos similares pero con largometrajes de ficción latinoamericanos.

Mención aparte el show patético del vestuario de las presentadoras en el momento de salir a escena ataviadas con paraguas y chubasqueros para simbolizar el momento borrascoso por el que pasa la industria española. Muchas metáforas de “alto nivel” para explicar la crisis del sector pero pocas ideas.

American Way of Death, retrospectiva que hará un recorrido por el cine negro americano de los últimos 20 años, conto con la presencia de Amy C. Mann, hija de Michael Mann, que refiriéndose al cine negro comentó:

“lo negro y lo criminal siempre ha sido un género muy interesante de utilizar porque puede ser una metáfora de la sociedad. Es lo que pasó en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial y ahora sigue siendo vigente. El cine negro sí se ha transformado en un aspecto, ahora las líneas sobre el bien y el mal no son tan claras”.

Esta retrospectiva nos dejará perlas que van desde Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino; a Homicide, de David Mamet, pasando por Ghost Dog: The Way of The Samurai, de Jim Jarmusch.

Sobre el escenario pudimos ver a Agnés Varda, Mathieu Demy y Rosalie Demy presentando una completa retrospectiva de Jacques Demy, realizador francés perteneciente a la Nouvelle Vague que exploro nuevas vías en el género musical.

La FIPRESCI (Federación Internacional de Críticos de Cine) de manos de su presidente Andre Plakhov dio a conocer el premio de los críticos internacionales a The Tree of Life como mejor película del año debido a “unas cualidades artísticas y humanas realmente destacadas”.

Poco más que contar de una gala un tanto larga que decidió introducir las opiniones del público pero que se quedo en el intento y de la que es difícil destacar algo.