Zipi y Zape y el club de la canica. De tesoros y peonzas

Publicado el 03 octubre 2013 por Banacafalata
ZIPI Y ZAPE Y EL CLUB DE LA CANICA
Título Original: Zipi y Zape y el club de la canica Director: Oskar Santos Guión: Jorge Lara, Francisco Roncal Música: Fernando Velázquez Fotografía: Josu Inchaustegui Intérpretes: Daniel Cerezo, Raúl Rivas, Javier Gutiérrez, Álex Angulo, Javier Cifrián, Claudia Vega, Marcos Ruiz, Christian Mulas Distribuidora: Disney Fecha de Estreno: 04/10/2013 Poca suerte ha tenido el clásico TBO español cuando se había adaptado al cine. Funcionaron perfectamente en taquilla las entregas de Mortadelo y Filemón, pero aunque no parecía haber director mejor indicado para el trabajo que Fesser, el resultado era realmente deficiente. El estropicio realizado con el Capitán Trueno, trajo alguna de las broncas más sonadas en el cine español reciente, y es que mientras que la hacían ya sabían el desastre que estaban produciendo. También la televisión se ha acercado al TBO, apenas un par de capítulos duró la adaptación de El Botones Sacarino, pero no ocurrió lo mismo con Manos a la Obra y Aquí no hay quien viva, libres versiones de Pepe Gotera y Otilio y 13 Rue el Percebe, que pese a sus elevados datos de audiencia, su calidad no distaba demasiado de la mayoría de los terribles productos realizados por la televisión privada en España. Esta nueva adaptación de Zipi y Zape, que ya dieron el salto a la gran pantalla en los 80 en una película que es mejor no recordar, es con diferencia la mejor película basada en un TBO español que hemos visto a la fecha, una película que es capaz de renunciar a esa caspa que el TBO siempre destiló y que tan bien quedaba en las páginas de la editorial Bruguera, pero que vista en la gran pantalla, producía un efecto bastante desalentador.
Zipi y Zape y el club de la canica es completamente consciente de esto. Y la fórmula que han utilizado para solventar este problema ha sido desligarse por completo de la obra de Escobar (creador también de esa delicia de cómic que fue Carpanta y que tan bien podría ajustarse a la situación que atraviesa España). Así, en la película, la única referencia que encontramos al tebeo original está en la presencia de sus dos protagonistas y sus clásicos atuendos. La película nos cuenta la historia de Zipi y Zape, que han sido castigados a pasar el verano en un colegio internado por robar un examen. Al llegar allí se tendrán que enfrentar con su autoritario director, un hombre cuya una misión es hacer que los niños no pierdan tiempo jugando para llegar a ser hombres de provecho mañana. Por supuesto, Zipi y Zape no se quedarán sentados y dedicaran las noches para divertirse, hasta que pronto, den con que en el colegio se guarda un misterioso que trataran de recuperar a la vez que el director y sus acólitos también intentan hacerse con él. Zipi y Zape llegan a la gran pantalla de manera formidable, como una película infantil perfectamente inteligente. Como un producto español, que en lugar de mirarse al ombligo, fija la mirada más allá del charco para aprender a hacer las cosas. Su mirada, siempre hacia atrás, recuerda inevitablemente a Promoción Fantasma, si aquella ponía la vista atrás para mirar a El Club de los Cinco y realizar una divertida y muy estimable comedia juvenil. Zipi y Zape a su vez, hace lo mismo, fijándose de manera honesta en Los Goonies. Es precisamente ésa la idea de cine de aventuras que tiene, y lo hace rodar como una máquina. Zipi y Zape resulta una aventura realmente trepidante y entretenida, un producto blanco y divertido que hace las delicias de los pequeños y los no tan pequeños. Porque en su vista atrás, muestra una clarividente inteligencia, en traer, a los que ahora son los padres que acompañan a sus hijos al cine, una toma de conciencia nostálgica. Un servidor se crió durante los años 90, siendo probablemente la última generación que tuvo en sus manos yo-yos, tirachinas, peonzas, canicas y demás utensilios, y la única máquina que conocíamos era una Game Boy, que nos dejaban jugar poco con ella,  eso si no nos cansábamos antes e íbamos a dar patadas a un balón. Viendo Zipi y Zape no puedo evitar sentirme retraído a sentirme un niño, esa oda completa a los juguetes que tanto nos hicieron disfrutar, precisamente, mientras nos sentábamos a leer las historietas de los hermanos Zapatilla, ayudan a que el envite de la película nos atrape. Y durante sus 90 minutos asistamos a uno de los productos de entretenimiento, mejor facturados y pensados que ha dado nuestro cine en los últimos años. Con esta nueva visión de Zipi y Zape, parece que el cómic español por fin ha encontrado su tono en la gran pantalla. Y aunque echemos de menos algunas más referencias directas al cómic en que se basa, relegadas sólo al principio y al final, dónde podemos ver escuetamente algún vale de la bicicleta, pocas pegas se le pueden poner a un producto que es increíblemente eficiente. Queda por ver si el nuevo acercamiento de Javier Fesser a Mortadelo y Filemón, ésta vez en animación y el Super López que estaría preparando Álex de la Iglesia seguirían con este camino. Los próximos años el cine español más comercial podría encontrar un filón en gente como Rompetechos, El Jabato o Anacleto, y es que al fin y al cabo, nosotros también merecemos nuestros propios Vengadores.