Todos tenemos zonas de confort en nuestras vidas, es normal, nos dan estabilidad y la mayor parte del tiempo nos hacen sentir bien. Pueden ir desde las relaciones de pareja hasta las de trabajo, pasando incluso por los amigos y la familia. Muchas veces estas zonas de confort tienen recovecos menos cómodos, en un mundo im-perfecto no podría ser de otra forma. Mientras pesa lo bueno, pues estupendo, buscar la perfección es una tarea muy cansada y casi siempre improductiva. No digo que no haya que intentar superarse cada día, pero la seguridad de contar con elementos que funcionan, al menos para mí, es algo necesario y positivo. El problema es cuando una situación, trabajo, amigos, mujer/marido, etc… deja de tener sentido y por miedo, pereza, falta de autoestima y un montón de auto barreras más, se perpetúan escenarios que más que confort nos dan pesadillas.

Y diréis… ¿pero qué bicho le ha picado a esta mujer hoy? Pues no sé si son los cuarenta y su manida crisis o qué, pero ahí ando dándole vueltas al tema de las zonas de confort y como identificar cuando algo deja de ser confortable para ser un grano en el culo. Creo que cuando te quejas más de lo que disfrutas algo te indica que puedes hacer cosas para cambiar los motivos que provocan esas quejas.
En fin, la vida sigue y a veces es muy complicado pararse y decir, ¡hasta aquí! Pero pensar en ello es ya un paso adelante ¿a que sí?Que tengáis una bonita tarde :-)