Seguimos con la serie de ilustraciones a doble página que algunos fascículos de la colección Zoobooks dedican a los ancestros de los animales (aquí la entrada anterior). En esta ocasión les toca el turno a los proboscideos, orden de mamíferos al que pertenecieron mamuts, mastodontes y demás tatarabuelos de los elefantes, únicos representantes actuales de este disparatado catálogo de trompas y colmillos. ¡Toma estampida!
Si me pedís mi opinión, le daría la medalla de oro al Platybelodon sin dudarlo, ¡vaya paletas!... Aunque los piños vampíricos del Mastodonte de llanura también tienen su gracia.
Atención a los bizarros "tupés" del Elefante Primitivo del Sudeste Asiático y del Mamut Enano de las Islas del Canal.
¿Mamuts enanos? Pues sí, en algunas islas se han descubierto fósiles de proboscideos de talla reducida, un fenómeno conocido como enanismo insular. De muestra una pintura de Zdenek Burian que representa un Elephas (o Palaeoloxodon) falconeri, especie siciliana que ni siquiera alcanzaba el metro de altura:
Un dato curioso: no se conservan, salvo en el caso de crías de mamuts lanudos preservadas por el hielo, restos de las trompas de estos animales. Que las tenían se deduce de la similitud entre los cráneos de proboscideos primitivos y actuales, ahora bien: ¿cuál era su forma y longitud? Comparemos la trompa de este Deinotherium recreado por Burian, similar a la de los elefantes contemporáneos aunque más corta...
...Con la de este otro Deinotherium según Velizar Simeonovski, más parecida a la de un tapir (si os fijáis las interpretaciones de Burian y Simeonovski difieren también en el tamaño de las orejas):
¿Cómo se justifican dos reconstrucciones tan distintas del mismo animal, y cuál de ellas es más acertada? Si os interesa el tema os recomiendo el excelente libro El secreto de los fósiles, en el cual el paleoartista Mauricio Antón explica cómo los expertos deducen el aspecto que pudieron tener en vida animales extintos. De guinda la interpretación de Antón del Prodeinotherium, fundamentada en el citado libro:
En la próxima entrega de Zoobooks: los antepasados... ¡Rinocerontes prehistóricos!