Zoquetismo e incompetencia

Por Biologiayantropologia

Zoquetismo e incompetencia
Publicado en Levante 23 de mayo de 2012
No resulta fácil aclararse en lo enmarañado de la situación actual: distinguir la paja del grano. En este mundo complejo se me antoja una tarea titánica lograr una comprensión de lo que sucede. El análisis no es suficiente, pues la inmensidad de datos e informaciones es tan abrumadora –y a veces tan contradictoria- que no hay mente analítica capaz de captar todos los detalles, ni mucho menos de confrontar y relacionar tan vasto mundo de información.
En este panorama se hace necesario alumbrar nuevos horizontes si no queremos quedarnos paralizados. Ciertamente no podemos volver atrás, a una sociedad más segura, pero estática, estamentada. La modernidad se caracteriza por su dinamismo, que llega incluso a ser líquida en lo que debería ser sólido, por fundamento. En la sociedad licuada cualquier elemento puede estar, al mismo tiempo, en varios sitios, como un kit funcional; e incluso mantener, a la vez, lo uno y su contrario. Y esto agota. El diálogo se hace poco racional e incluso muy dificultoso. Porque no se sabe decir, ni tampoco entender. Y esto entre personas a las que les gustaría tener un diálogo veraz y fructífero.
Se resalta la necesidad de la innovación para avanzar. Pero para innovar se necesita una buena formación de base. Hasta un fontanero o un electricista han de estar al día. Quien abandona su labor, o se rezaga, le pasa lo que a los veteranos de guerra, reflejado en multitud de películas: cuando vuelven a su hogar, a su origen, se sienten extraños y son exiliados en su propio ambiente. Sólo la capacidad de una formación permanente, de una plasticidad en el oficio, da oportunidades de adaptarse a los nuevos tiempos.
Precisamente por lo expuesto se hace más necesaria la veracidad. Hace unos días, el diario Levante-emv publicaba una entrevista al exvicepresidente de Bancaja y actual consejero de Bankia: Antonio Tirado. El titular no podía ser más expresivo: “La cifra deconsejeros (de Bancaja) capaz de interpretar una circular del Banco de Españaes ridícula”. El redactor no pierde el tiempo y va al grano; y es de alabar la sinceridad del entrevistado. A mí me ha llamado poderosamente la atención no sólo el titular, sino la incompetencia demostrada por los dirigentes de una entidad del peso de Bancaja. Afirma el sr. Tiradoque el nivel cultural de los consejeros está a nivel de un graduado en Magisterio (que, por favor, no se moleste este colectivo). Y más adelante señala que los que entendían del asunto no fueron escuchados y que, como mucho, aceptó que lo que él decía fuese registrado en un documento privado y no en las actas del Consejo de Administración de la entidad, como debió ser su obligación y la del Presidente y Secretario: dar fe de lo que acontece. Sin embargo, y en su descargo, dice que se siente consternado y le duele no haber sido capaz de hacer más por la entidad.
Es verdad que en la actual situación de complejidad no todos podemos dedicarnos a todo: por eso hemos de confiar en la responsabilidad que asume el experto. Pero, y esto es lo más sorprendente del asunto, han cuidado de nuestra salud económica personas que desconocían su oficio y, en consecuencia, hemos estado en manos de unos simples aficionados y, aunque probablemente fueran honrados, eran también responsables de su incompetencia.
Y ya que hablamos de salud, imaginemos, por un momento, que los hospitales fueran dirigidos por gente que no sabe medicina o que, sabiendo, sólo saben un poquito (al estilo de una medicina de divulgación); y no que estén en manos de equipos multidisciplinares de médicos especializados y con una sólida formación. Sería para echar a correr y no entrar en un sanatorio ni de broma. Hace un siglo esto no era necesario, pero hoy sí.
En lo público, como en lo privado, no podemos estar en manos de zoquetes. Ya lo dice la canción: ¡Manolete, si no sabes torear pá que te metes!