Zorro

Por Dfnaranjo

Enseñando a plegar el toro a Carolina Aguilera (quien de paso sea dicho decidió aprender a plegarlo con una hoja de escasos 15 cm), planteé una idea que normalmente repito en todas las clases de origami en las que me veo involucrado: Si en medio del proceso observan un modelo que resulta propio o más atractivo que aquel que andan aprendiendo lo mejor es seguir el instinto propio y perseguir ese modelo.

Curiosamente, en medio del toro observé este modelo, que sutilmente me decía que quería salir.Y en contra de mis deseos no pude seguirlo para poder terminar de enseñar el toro aquel con el que comenzaba la historia.


Al día siguiente, sin embargo, pude tomar una hoja y buscar este zorro que me coqueteaba. No realicé ninguna versión previa, ni modificaciones a lo que de mis dedos fluyó. Simplemente dejé que el modelo surgiera como deseaba hacerlo.

No sé si esté a la medida de los zorros existentes. Román creó uno tan hermoso que mereció ser portada de su último libro. H. T. Quyet hizo otro que a mi juicio es el mejor zorro de origami. De todos modos, algo de magia le he encontrado como para evitar que caiga en el pozo aquel del cuál hace unos días hablamos.