Zwarte Piet, el curioso asistente español de San Nicolás

Por Ireneu @ireneuc

El Zwarte Piet

¿Papa Noel o Reyes Magos? Sea uno, otro o ambos, cuando llega la temporada navideña, estos personajes tradicionales se convierten en los más queridos por la chiquillería... así como los más odiados por los bolsillos de sus respectivas parentelas, evidentemente. Esta costumbre de que uno o varios personajes simpáticos, con su parafernalia, trajes, pajes y acompañamiento varios repartan los regalos navideños no es única de este país y todos los países europeos, en mayor o menor proporción, las tienen también. En el caso de los Países Bajos, es San Nicolás el que trae los regalos, pero vale la pena que nos fijemos en su asistente, el Zwarte Piet: es negro como un tizón y viene de... España.

San Nicolás y su sirviente

Efectivamente, así como a los tres Reyes Magos les acompañan sus respectivos pajes reales, que son los que les ayudan a repartir los regalos la noche del 5 al 6 de enero por todas las casas de tradición católica, en los Países Bajos (Holanda y Bélgica sobre todo), San Nicolás hace lo propio entre el 5 y el 6 del mes anterior, de diciembre.
Para ayudarlo, tiene un acompañante de raza negra, el Zwarte Piet (Pedro Negro), el cual, vestido con trajes renacentistas, con el cabello ensortijado, pendientes de pirata y los labios pintados de rojo vivo, ayuda al santo -más blanco que la leche- a repartir los regalos. Aunque eso si, solo a los niños buenos, ya que a los malos,  en el mejor de los casos les trae carbón y en el peor... el Zwarte Piet los mete en un saco y se los lleva de vuelta a España que es de donde provienen ambos personajes. Curioso cuando menos.

1885, Zwarte Piet y su saco

El origen de la tradición de San Nicolás (Sinterklaas, en Holandés) se pierde en la noche de los tiempos y enlazaría incluso con la mitología germánica. San Nicolás, encarnando el bien, es capaz de vencer el mal, domesticarlo y obligarlo a acompañarlo en su tarea evangelizadora. De hecho, una de las leyendas dice que San Nicolás se enfrentó al Zwarte Piet, un avieso personaje que se dedicaba a secuestrar niños, venciéndolo y obligándolo a ser su asistente desde entonces.
El porqué de la existencia del Zwarte Piet y su adscripción española, no está claro. Los especialistas especulan que se relacionaría con los moriscos españoles y con las razzias de los piratas berberiscos en las costas mediterráneas durante el siglo XVII, en las que llevaban a cabo secuestros y saqueos indiscriminados. No cuesta mucho pensar que los soldados españoles en Flandes llevaran las historias y enraizaran en el imaginario popular.

Estampa de 1917

Sea como sea, la imagen actual del Zwarte Piet no aparece hasta mediados del siglo XIX, en que posiblemente inspirado por la política colonial del momento, se asocia a los negros o a los moros como sirvientes de los colonialistas blancos. Es a partir de entonces que el personaje adquiere gran popularidad que lo convierte en preferido de los niños, en algunos casos eclipsando la figura de San Nicolás y llegando hasta la actualidad... aunque no exento de polémica.
El hecho de ser un personaje negro al servicio de uno blanco, el hecho de tener un papel negativo a priori y que cierta gente utilice el nombre de forma peyorativa y discriminatoria, ha hecho que al margen de la tradición en sí, hayan movimientos anti-racistas que cada año protestan de forma más o menos airada contra la figura del Zwarte Piet, generando un sonoro debate en la sociedad holandesa sobre la conveniencia o no de la existencia de esta figura tradicional navideña.

Cabalgata de Sinterklaas (2005)

Desde nuestro punto de vista, llama poderosamente que una figura como el Zwarte Piet, provenga de España, pero las tradiciones, como elemento vivo de la cultura de los países, tienen una lógica que no entiende de fronteras, y menos en un mundo tan globalizado como el actual. De una forma u otra, resulta que un moro, negro y español, secuestra a los niños traviesos en un saco y se los trae para España...
¿Quién dijo que la marca España estaba cotizada?

San Nicolás y su curioso asistente español


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