Revista Cultura y Ocio

A boy and his dog (1975)

Publicado el 04 noviembre 2013 por Juan Pablo
A boy and his dog (1975)Por su escenario desértico (desértico como el presupuesto, je) A boy and his dog nos recuerda a los paisajes post-apocalípticos de Mad Max, también de aquellos años, del año 1979.  La pareja protagónica es Vic, un muchacho afectado por algo que parece corriente en ese futuro, la necesidad de get laid, de sexo, que juega un rol capital en la película, y un perro con poderes telepáticos y una gran sabiduría pragmática, y que se comunica con Vic, a quien dirige.  Hay dos cosas que anhelan los hombres en este mundo: la comida y las mujeres, que son cazadas como animales para su posterior violación.  El mundo en lo que respecta a lo sexual es de una precariedad frustrante, no sólo por la escasez de mujeres, sino porque las hábitos de seducción, que juegan un rol importante en el deseo sexual, están suspendidas en un mundo tan desmoronado como ese, del año 2024.  Tiene, incluso, un efecto desexualizante: uno de las “diversiones” o distracciones en el mundo de Vic es el cine, el cine con pop corn y todo eso, pero en un precario establecimiento de chapas, con sillones viejos, y películas pornográficas en blanco y negro.  El efecto es frustrante y recuerda a otra película de aquellos años, en la cual el sexo también jugaba su papel, pero por ausencia: Zardoz (1974).  En el post anterior, Fredric Jameson dice algo al respecto en los últimos párrafos...
Hay un “Mundo de Abajo” de morlocks en apariencia más civilizados, con un Comité que gobierna burocráticamente hasta el ridículo, con una organización social al menos, que tienden una trampa a Vic para que baje: una mujer.  Él la sigue para descubrir que en este “Mundo de Abajo”, lleno de estereotipos quedados en el tiempo y otras cosas bastante extrañas, sólo lo requieren para inseminar a sus mujeres ya que los hombres se han vuelto estériles.  El paralelo con Zardozvuelve: hay numerosas películas en las que determinado mundo-feto, al que llamamos así porque es rígido en cuanto a sus leyes y no parece admitir elementos ajenos a él, termina por absorber a un enemigo, a un salvaje, a uno que “no es como ellos” por una necesidad dialéctica de cambio, o como un síntoma del fin de su civilización.

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