Revista Educación

A sangre fría (In cold blood)

Por Siempreenmedio @Siempreblog

A sangre fría (In cold blood)

16 mayo 2014 por JLeoncioG

Pasó el furgón de la campaña, con los altavoces a todo meter, y sonrió un poco por la comisura de  los labios recién pintados del mismo rojo pardo de siempre. Mancha roja también en los dientes de arriba. La música le sacó cierta sonrisa sádica. Enseguida se silenció el ruido aquel del sonsonete y se disolvió su mueca. Siguió a lo suyo. Pasó la baqueta arriba y abajo. Abrió la caja de cartuchos (cartón amarillento, vieja, número 38 por fuera, cincuenta unidades) y llenó el tambor. Era curioso cómo encajaban a la perfección en los pistones, uno, dos, tres… hasta seis. Cerró el arma y depositó su peso metálico y negro sobre la escribanía de piel verdosa. Sorbió del té verde. Esperó algunos minutos más, mirando por la ventana entreabierta. Hoy era el día. Tanto tiempo esperando.

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Había pasado a recoger a su madre. El coche apestaba a no sé qué. “Algo se habrá caído bajo el sillón”, se dijo mientras cerraba con el botoncito, buic buic. Encendió un cigarrillo, otro, y ya iban cinco en la mañana. Llegó al portal y tocó en el portero automático: “Ya estoy, baja”. Y miró hacia ese cielo blanquecino de Castilla: ni sol ni nubes. Volvió a esperar.

La madre bajó en el ascensor, y dejó dentro de él un rastro de ese perfume de señora; cerró de un golpe la puerta principal del edificio de pisos. “Se va a cagar esa hija de puta”, dijo. “Sí, se va a cagar”, apuntó la hija.

Y ambas se fueron caminando hacia el río.


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