Antes y después

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Recuerda, de pequeña, esos anuncios imposibles del antes y después en revistas como Pronto o Nuevo Vale, la enciclopedia del sexo adolescente. Esos anuncios de segunda, que mostraban imágenes de una mujer delgada, muy sonriente, dentro de unos pantalones enormes, probablemente de otra persona. Y a su lado, generalmente a su izquierda, una mujer gorda. Triste. O los anuncios de calvicie, que vendían crecepelo o similar.

Décadas después, el Photoshop sigue brindándonos idénticas estafas ópticas pero, al ser menos burdas, pasan desapercibidas. Dejan de ser hilarantes para convertirse en el drama de un canon de belleza inalcanzable para muchas mujeres. Sencillamente porque no existe. Muchos de ustedes recordaran el viral de un jabón, en el que se mostraba la “evolución” de una chica convencional al producto final que se exhibía en una valla publicitaria, maquillaje, peluquería, iluminación y Photoshop previos.

Después vendría el caso de las increíbles tetas menguantes de Keira Knightly. Menguantes en la vida real, dice, porque es habitual verla en publicidad más esferizada. El enésimo escándalo por retoque fotográfico ha sido el de la modelo Meaghan Kausman. La australiana usuaria de una talla 40 y, por ende, considerada Plus Size Model posó en una sesión subacuática para una firma de ropa de baño.

Foto: Instagram/Kausman

La empresa modificó su cuerpo, reduciendo su abdomen y sus muslos sin su consentimiento. Como venganza, Kausman denunció la situación subiendo a Instagram su mágico antes y después.

Foto: Instagram/Kausman

Precisamente así, “Before & After”, se denomina la acción de una periodista estadounidense que quiso denunciar la influencia del Photoshop en la imposición de los cánones de bellezas. Colgó una imagen suya sin maquillaje en las redes sociales e instó a voluntarios de todo el mundo a que “la hicieran bella”.

Foto: Esther Honing

Su sorpresa fue que respondieron personas de 25 países diferentes. Su imagen fue devuelta con una piel más clara, más oscura, con el pelo suelto, recogido, enjoyada, con los ojos claros, agrandados o cubierta por un velo. La belleza es subjetiva y relativa. Con todo, millones de mujeres de esos 25 países se despiertan cada día pensando que no tienen los ojos suficientemente claros, los pechos aceptablemente colmados o no tienen gracia para lucir el hiyad.