Revista Educación

Apaguen sus televisores

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Apaguen sus televisores

Crédito: blogs.lainformacion.com

Crédito: blogs.lainformacion.com

Las temperaturas suben. Los presupuestos adelgazan (igual que los periódicos en papel, que cada vez que se acerca el verano pierden hojas… ¡Ni que fuera otoño!). La actividad empieza a paralizarse. Todo busca cierto remanso de paz. Los hogares con niños tienen cierto ajetreo, pero incluso ese tipo de movimiento tiene su toque especial, su sabor a vacaciones. Como tengas papeleo que hacer, mejor hazlo ya, no sea que te encuentres las oficinas cerradas. Cambian las ropas de la gente por la calle. A veces huelo la crema solar protectora en personas que me cruzo. Todo se ralentiza. ¿Todo?

No.

A pesar de los esfuerzos de la naturaleza por aumentar las temperaturas y hacer que nos entre la pachorra, hay una aldea irreductible, un lugar en los mundos casi irreales donde la vida sigue siendo un continuo grito, insulto, y, si me apuran, vómito de la más baja estofa. En verano se agudizan los lumbreras que, cual “barbacoa” (la abanderada canción del verano), vuelven una y otra vez con fórmulas televisivas “refrescantes”. Ridículos juegos donde la gente se cae (y debe hacerse daño), competición de estupidez en viajes que me dan vergüenza ajena (qué pensarán los lugareños, ay señor), concursos casposos y, lo peor de todo (aunque eso lo hacen todo el año), las tertulias de “sabelotodos” que, en verano, gritan y se pelean aún más porque, si no, qué podrían ofrecernos. Apaguen sus televisores y vayan a dar un paseo, lean un buen libro o jueguen con sus hijos. Sus neuronas se lo agradecerán.


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