Revista Vino

Capricho de Merenzao 2010

Por Jgomezp24
Capricho de Merenzao 2010 Los viñedos de Adega Ponte da Boga se encuentran en la comarca de Terra de Caldelas, sobre una de las zonas más abruptas del cañón del Sil (DO Ribeira Sacra). A la viticultura heroica que supone trabajar en semejantes pendientes, se suman otras tres características que hacen que este sea un vino especial: agricultura integrada en el viñedo de Costa de Alaïs (de donde sale todo el merenzao -bastardo- de este vino), lo cual quiere decir que sólo tratan en caso de extrema necesidad; cepas orientadas al sur, con una amplia y variada (por temperatura y por humedades recibidas del río) exposición y, por lo tanto, maduración de la uva; suelos de esquisto. Hay que añadir, además, que 2010 fue un año de buenas lluvias (1.215 mm) y, también en su momento, de gran insolación. Y las uvas, como corresponde, se vendimiaron en su justo momento. Aunque el vino reza 100% merenzao, tiene en realidad pequeños, pero interesantes, aportes de sousón, brancellao y mencía (15% entre las tres castas) y toda la vendimia se prolongó del 16 de septiembre al 8 de octubre de 2010.
Es la niña de los ojos de Dominique Roujou de Boubée (el consultor enológico de la bodega y padre de la criatura) y el vino es tratado como a tal, con una idea de fondo que salta, a la vista y al paladar, al instante (desde la primera botella que bebí, 2007, hasta este actual 2010): estamos haciendo un vino fino con una de las castas más emblemáticas y de mayor calidad del interior de Galicia (bastardo = merenzao, Ribeira Sacra y Monterrei), que tiene que transmitir lo mejor de la uva y de la zona: momentos de frescura, otros de calidez, suave tensión, intenso aroma y sabor en boca (tanino tan suave y dócil como persistente) pero con un trago largo y accesible, ágil y, casi, atlántico (pero de más al norte, del Loire o Cahors...). Un vino con 13,6% y una acidez elevada en tartárico (5,2): el uno equilibra a la perfección a la otra y aunque Capricho de Merenzao 2010 sea un vino que vivirá bastantes años y evolucionará hacia una complejidad mayor, está ya ahora mismo, en una fase de espléndida juventud. Solo fermenta el mosto flor (nada de prensa), se combinan maderas viejas (60%) y acero durante 10 meses (también para la maloláctica) y el vino reposa en botella diez meses, antes de salir al mercado. 2.814 botellas a 24€ aprox.
Me gusta beber este tipo de vino algo fresquito, sobre los 14-15ºC, y aunque aconsejan decantarlo, yo no lo hago. Abro la botella un buen rato antes del consumo y que la cosa siga su curso sin mayores sobresaltos. Es así este vino: fino y tranquilo, sugerente pero reposado, habla en susurros. De un hermoso, muy hermoso, color entre el zumo del granado y el rubí, gusta de entrada por su suave extracción y por sus aires de especia (pimienta roja) y de fruta (grosella roja). Con el tiempo, se amplian los aromas, y la fruta roja se concentra en frambuesa ácida, algo más madura, y en algo de vegetal (ciprés). Tiene una frescura contagiosa y una finura persistente. Se me antoja un vino camaleónico en la mesa: para muchos entrantes (pastas, ensaladas que combinen productos del mar y de la huerta); para cualquier pescado de cierta entidad y sabores intensos (lo tomamos con una dorada salvaje, hecha solo con aceite, sal, limón y ajedrea: deliciosa combinación); y para carnes rojas, por supuesto. Asoma, en su posgusto y con más aire, un punto salino muy notable: fósil de concha marina, calcáreo mezclado con mineral de grafito, tierra profunda nacida del mar. La salinidad y acidez (en el tacto en boca) de este vino impresionan. Guindas como aderezo. Capricho de Merenzao es, para mi gusto, el mejor vino, el más personal, que hace Dominique Roujou de Boubée. Siempre me ha gustado mucho pero puede que este 2010 sea el más sugerente y elegante de todos ellos. Ganará, sin duda, con unos años en botella.
Para una visión complementaria de este vino, reciente: aquí.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista