Revista Educación

Completemos la lista

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Completemos la lista

Estos días se ha escrito mucho sobre explotación de la tragedia, protagonismos varios, sensibilidades ocultas, olvidos y necesidad de reparación. El volcán de La Palma, una enorme y dolorosísima tragedia, ha revelado, una vez más, lo bueno y lo malo, las miserias y las generosidades... En este mismo blog se han escrito post magníficos sobre los debates que se abren con las catástrofes.

Como cada vez que ocurre una desgracia de estas dimensiones, se abre el debate sobre el papel de los medios de comunicación, los análisis sobre quién lo hace bien y quién mal, o qué es lo que se puede o no se puede hacer. No seré yo quién se crea en posesión de la verdad o que crea que debo decirle a alguien cómo hacer las cosas. Este tipo de cuestiones me generan muchas dudas y, en ocasiones, me derriban alguna que otra certeza. La línea es muy fina y, por lo tanto, fácil de traspasar. Quién este libre de haber metido la pata que se atreva a decirlo, porque yo no me atrevo.

Lo que creo que aún tengo claro son algunas cuestiones que dejo aquí apuntadas por si sirven para generar algún debate, algunas de ellas extraídas de las opiniones de otras personas que me han enseñado a lo largo de mi vida.

  • El periodista no debe ser protagonista. No me interesan la crónicas en las que la persona cuenta cómo vio la ceniza sobre su cabeza, el dolor que sintió en ver a las víctimas, cómo salió corriendo o que me muestre cómo le falta la respiración junto a la lava.
  • Las tragedias no deberían servir para añadir prestancia a un currículum per se. El yo estuve allí me repatea en las guerras, en las inundaciones, en las erupciones y en cualquier otro acontecimiento que signifique dolor. Hace mucho tiempo que sé que el estar allí depende de cuestiones que nada tienen que ver con la valía profesional, lo que determinará ese valor es cómo comuniques tú ese hecho.
  • La comunicación de crisis es una especialidad compleja, que debe dejarse en manos de quienes saben y bajo unos parámetros que está demostrado que funcionan después de mucho ensayo-error.
  • La ciencia no aporta certezas como las entendemos el común de los mortales. Comunicar hipótesis como si fueran certezas lo único que se genera es confusión. Lo vimos con la pandemia y seguimos haciendo lo mismo.
  • Comunicar antes no es comunicar mejor.
  • Con las tragedias humanas no se trafica. Es necesario que exista un altavoz porque, de otra forma, esas personas quedan silenciadas y no se conoce su realidad, pero no hay que explotar las situaciones. Eso depende de la ética de cada profesional, de cada medio... No nos equivoquemos.
  • Es necesario cuidar el lenguaje. Existen diccionarios para buscar alternativas a palabras que hacen daño. El lenguaje es nuestra herramienta de trabajo. Si juzgamos a quienes se dedican a la mecánica, a la carpintería, a la ingeniería o a la jardinería, entre otras actividades técnicas, juzguémonos nosotros. Qué importante es la formación continua.
  • Las fuentes oficiales no representan la verdad, representan las fuentes oficiales. Hagamos también nuestro trabajo bien y busquemos los hechos.

Me dejo muchas cosas en el tintero y a lo mejor yerro en alguna. Completemos la lista.


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