Revista Cultura y Ocio

«Cuentos romanos», de Jhumpa Lahiri

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

«Relato tras relato, Jhumpa Lahiri nos sorprende y nos conmueve con un libro deslumbrante sobre el amor, el desarraigo, la soledad y los ritmos naturales de una ciudad que acoge a todos por igual.»


«Cuentos romanos», de Jhumpa LahiriJhumpa Lahiri vuelve a un género, el de los cuentos, con el que se hizo mundialmente conocida y merecedora de algunos de los premios más importantes de la literatura, para hablarnos de su amor por Roma —la ciudad que considera su hogar, aunque nació en Reino Unido, de padres bengalíes, y pasó su infancia y juventud en Estados Unidos—, y lo hace en italiano, el idioma que empezó a estudiar hace tan solo una década y en el que dice sentirse más libre. Lahiri, que no se identifica con el inglés, siempre considerado como el idioma del otro, ni con el bengalí, que es su idioma materno, pero que no sabe leer ni escribir, ha encontrado en el italiano el lenguaje para dar forma a su escritura. En esta edición, lo leemos en la brillante traducción de Carlos Gumpert Melgosa, traductor, también, de Antonio Tabucchi, un referente para Lahiri, pues él mismo encontró otro idioma (el portugués) en el que expresarse.

El título, Cuentos romanos, es una referencia a las dos colecciones homónimas de cuentos de Alberto Moravia, en un homenaje al escritor con el que Lahiri se inició en la literatura italiana. Existe un vínculo claro entre las historias de ambos autores, que transcurren en la misma ciudad en momentos históricos muy diferentes pero similares, ya que Roma es una urbe en constante cambio por la que a veces parece que no pasa el tiempo, lo que convierte a los cuentos de Lahiri en historias atemporales y, al mismo tiempo, absolutamente actuales.
El amor que Lahiri siente por la capital italiana no le impide, sin embargo, ver las injusticias, la discriminación y la desigualdad en la que viven parte de sus moradores, en concreto, aquellos que habitan la ciudad llevados por las circunstancias y son maltratados y explotados debido a su pobreza, cultura y creencias. En este sentido, la crítica al racismo imperante es un tema recurrente en los cuentos, que a veces se muestra en forma de comentarios y desprecios, como el trato descortés que recibe en un restaurante una de las protagonistas de El encuentro, o los mensajes desagradables e hirientes que encuentra en su bolso la cuidadora de un colegio en Las notitas; y otras veces toma forma de violencia física, como en La frontera, donde el padre de la protagonista recibe una paliza por su condición de inmigrante, o en La recogida, en el que una mujer es disparada por unos chicos con una pistola de aire comprimido, pero prefiere no denunciar por miedo a las instituciones. Y también puede ocurrir que la violencia comience de forma sutil y acabe escalando hasta convertirse en acoso y manifestaciones de odio, obligando a una familia a abandonar su hogar, como ocurre en Casa luminosa.

«Cuentos romanos», de Jhumpa Lahiri

En la mayoría de los cuentos, Lahiri nos muestra esta violencia desde el punto de vista de las personas que la sufren, pero en la historia de la viuda, dentro del cuento La escalinata, y en La recogida nos cuenta cómo van calando los mensajes de odio en la población local, hasta llegar a culpar a la inmigración de todas sus desgracias.
Lahiri también nos habla de otros extranjeros privilegiados, los turistas y los expatriados adinerados, pero sea por necesidad o no, todas las personas que llegan a Roma en estos cuentos comparten la sensación de encontrarse a la deriva, de no terminar de encajar y de seguir buscando su lugar en el mundo. Así ocurre en La procesión, donde unos turistas viajan a Roma tratando de superar la muerte de su hijo; en la historia de la expatriada dentro del cuento La escalinata, que cuenta cómo una mujer se enfrenta a una operación lejos de su ciudad natal, en un país en el que no ha conseguido integrarse y en un idioma que no ha llegado a dominar a pesar de los años transcurridos, o en la chica que, también desde La escalinata, observa a sus compañeras de colegio, sintiéndose tan diferente a ellas, sin saber si quiere sus vidas, pero segura de no desear el destino que le ha reservado su familia.

Pero Lahiri nos muestra que el desarraigo de unos puede ser el consuelo de otros, y en Las fiestas de P. vemos a una escritor, nacido y criado en Roma, que solo se siente libre y relajado junto a los invitados extranjeros a las celebraciones que organiza su amiga P.: una población nómada fascinada por la ciudad pero no anclada a ella, ajena a su deterioro y a las responsabilidades de la vida cotidiana.
A pesar de la crudeza y las dificultades, sin embargo, Lahiri disculpa a esta ciudad igual que el guionista en el cuento La Escalinata, quien «ama y perdona a Roma en todas las estaciones», y lo hace porque ella, como le ocurre a la protagonista de Dante Alighieri, también se enamoró de la cultura italiana hasta el punto de convertir Roma en su hogar, y el cariño que siente por sus calles, su idioma, literatura, sus habitantes, monumentos y paisajes siempre es más fuerte que las decepciones.
Esta conexión con la ciudad también hace que Lahiri no vea la Roma estereotipada de las películas, sino la ciudad real, y resulta evidente que conoce a la gente que pasea por sus calles, que se ha detenido a observarlos en las plazas y en las escalinatas y ha conversado con ellos. Sin embargo, el nombre de la ciudad se menciona en pocas ocasiones y muchos cuentos ocurren en lugares
anónimos, lo que acentúa su sensación de universalidad, como la oficina de correos que aparece en La recogida; el puente en el que se dan cita las amigas de El encuentro y que podría ser el de cualquier urbe; las villas rodeadas por mar o montañas sin nombre que aparecen en Las fiestas de P. y en La frontera; el parque en el que dos hermanos fueron testigos del momento más fulgurante de sus vidas, o el cielo que observa la madre de La escalinata pensando que, a pesar de la distancia, su hijo se encuentra en ese momento mirando el mismo firmamento.

Como Alice Munro, Jhumpa Lahiri explora la cotidianidad con una honestidad sin artificios que resulta catártica para sus personajes. Sus historias son íntimas y conmovedoras, con una prosa lírica que transmite emociones universales. Lahiri escribe con una voz única, personal y reflexiva que refleja la complejidad de la condición humana.

Lee y disfruta de un fragmento de la novela.

La autora:«Cuentos romanos», de Jhumpa Lahiri
Nilanjana Sudeshna Lahiri conocida como Jhumpa Lahiri (Londres, 1967), de padres bengalíes, pasó su infancia y juventud en Estados Unidos. Es autora de dos libros de relatos aclamados por la crítica y que obtuvieron un resonante éxito de ventas: El intérprete del dolor (1999), que le valió el Premio Pulitzer, el O. Henry Award y el PEN/Hemingway Award, y Tierra desacostumbrada (2008), que fue elegido Mejor Libro del Año 2008 por The New York Times y recibió los premios Frank O. Connor, Asian American Literary Award y el Gregor von Rezzori. También ha publicado novelas como El buen nombre (2003), La hondonada (2013) y Donde me encuentro (Lumen, 2018), los ensayos reunidos en En otras palabras (2015) y el poemario El cuaderno de Nerina, de próxima aparición en Lumen. En 2012 ingresó en la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras, en 2015 recibió la Medalla Nacional de Humanidades, así como una Beca Guggenheim, y en 2017 recibió el PEN/Malamud Award. Ha traducido las novelas de Domenico Starnone Ataduras y Scherzetto al inglés. Con Cuentos romanos (Lumen, 2023), Jhumpa Lahiri regresa al género del relato, que la hizo mundialmente célebre.

El libro:
Cuentos romanos (8ítulo original: Racconti romani, 2022) ha sido publicado por la Editorial Lumen en su Colección Narrativa. Traducción del italiano de Carlos Gumpert Melgosa. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 216 páginas.

Como complemento pongo un vídeo en el cual Jhumpa Lahiri, que tuvo la delicadeza de hacerlo en español, nos habla de su novela Cuentos romanos.


Para saber más:
Jhumpa Lahiri en Wikipedia.

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