Revista Espiritualidad

Cuentos ZEN

Por Ktikaa @XKRedes

Cuentos ZENDos monjes tenían una discusión a la orilla del río. El maestro, que en ese momento pasaba, se acercó a ellos y les preguntó sobre que se trataba su debate. "Estábamos mirado aquél árbol, y dije que las hojas se movían, pero mi compañero dice que es el viento el que se mueve", dijo uno de los monjes.
El maestro miró al árbol, luego a sus discípulos y les dijo, "es su mente la que se mueve".
Luz y oscuridad
La oscuridad pensó que la luz cada día le estaba robando mayor terreno y entonces decidió ponerle un pleito. Así lo hizo y llegó el día fijado para el juicio. La luz llegó a la sala antes de que llegara la oscuridad. Allí estaba el juez y los respectivos abogados.
Esperaron y esperaron. La oscuridad estaba fuera de la sala, pero no se atrevió a entrar. Simplemente, no podía. Así que, pasado el tiempo, el juez falló a favor de la luz.
La luz es la Consciencia y la Sabiduría oscuridad; inconsciencia y error son ausencia de las otras; eso es todo. No tienen luz propia. Si desarrollas la consciencia, ¿cómo puede compartir el mismo espacio la incosnciencia? No puede, como no pudo la oscuridad entrar donde estaba la luz.
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Cuentos ZEN
Él se iluminó
Es sabido que Ananda era el más amable y cariñoso de todos los discípulos de Buda Gautama, sirvió como su custodio personal por los últimos veinte años, o más, que aquél vivió. Él atendía las necesidades personales del Buda, en ocasiones lo representaba, memorizaba los discursos de Buda y repetía estos discursos en su ausencia, y además, le servía como mensajero. Bueno, tenía mucho que hacer, de hecho, no tenía tiempo para su propia práctica.
Así, para la muerte de Buda, Ananda aún no había alcanzado la iluminación. Cuando Buda estaba agonizando, Ananda lloró, en vez de aceptar lo inevitable con tranquilidad, como las personas iluminadas tratan de hacer.
Después que Buda muriera, Ananda tuvo tiempo para dedicar a su propia práctica. En aquella época otros de los principales discípulos de Buda, organizaban el Primer Consejo Budista, una reunión de todos los monjes budistas para ordenar y consolidar todas las Enseñanzas de Buda.
Ananda quería alcanzar la iluminación para cuando se efectuara este consejo. Así, cada día meditó estrictamente. Pero el día anterior al consejo todavía no parecía estar siquiera cerca de su iluminación.
Esa noche, Ananda lo intentó duramente, pero de todas maneras no conseguía llegar a ninguna parte. Ya era muy tarde, y al final se dijo, "me relajaré y trabajaré para la iluminación después del consejo. No necesito apurarme ahora".
Pensando así, se acostó para descansar. En el momento que su cabeza tocó la almohada, él se iluminó.
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Los 3 hermanos
Un viejo guerrero Samurai, que en su juventud logró sobrevivir a los embates de diversas guerras entre señoríos, presintió que sus días en este plano de vida se terminarían, y decidió dar lo poco que tenía a sus tres únicos hijos, los cuales también eran samurais, pero de un nivel de pelea muy básico.
Como él presentía que su destino con el TAN TIEN se acercaba decidió que no sería posible enseñar Kenjutsu por completo a sus tres hijos y esto lo puso muy triste pues sin duda después de su partida ellos serían presa fácil de otros guerreros de mayor nivel.
Mientras se preparaba espiritualmente en meditación para su partida, le llegó una visión y una forma de dar el último legado a sus jóvenes hijos.
Mientras hacia un recuento de las posesiones en armas que tenía y al observar las flechas que había forjado años antes como regalo para sus hijos, (las flechas tienen una simbología muy particular para los Japonese pues denotan el vehículo con que se trasladan los deseos y las metas, y su objetivo es no regresar del lugar donde salieron) así comparó los deseos que dejaría como último legado para sus tres hijos.
Días mas tarde convocó a los tres para dar sus bendiciones y para heredarles lo que les correspondiese a cada uno y durante ese momento dijo: "Sé que ustedes seguirán mis pasos como guerreros y se que aún son muy jóvenes e inmaduros en las artes del sable, no obstante que sus técnicas son complementarias y que solo les enseñe a atacar y no a defender, les tengo una herencia mas por darles.
Sepan que en estas flechas esta el secreto para que ustedes puedan ser invencibles a pesar de que solo saben técnicas de ataque."
Los tres muchachos se quedaron sorprendidos, se miraban entre si, pues no sabían como tres flechas habrían de hacerlos invencibles. El anciano se sonrió y les entregó una flecha a cada uno de ellos. Los chicos las miraron y quedaron mas confusos pues las flechas no parecían tener alguna cualidad superior y uno de ellos dijo:
"Padre gracias por tu regalo y por entregarnos estas flechas, pero dime ¿Cómo es que esta simple flecha me va hacer invencible?
El anciano le dijo:
"Si decides romper esta flecha con tus propias manos seguramente lo lograras sin ningún tipo de problema pero si juntas las tres te será parcialmente imposible romperlas, júntalas de una sola vez e intenta romperlas tan solo con tus manos."
El chico comprobó que su padre tenía razón pues a pesar de que eran simples flechas, estaban hechas de maderas duras y al juntar las tres no se podían romper.
El anciano sonrío de nuevo al ver que ninguno de los tres pudo romper el grupo de flechas y continúo diciendoles:
"Así como el estilo de estas tres flechas es el de solamente atacar su objetivo, el de ustedes es igual, pero pongan atención pues esta es la herencia más importante que les dejaré. Las flechas son indestructibles si se juntan pero si se deja una sola cualquiera podrá romperla, estas flechas representan a sus cualidades y a sus personalidades de combate, de igual manera, para que ustedes sean invencibles, siempre deberán pelear juntos y atacando de una manera definitiva y sin titubear , pues el día que decidan pelear solos será el último: rota una de las flechas las otras son mas fáciles de romper. Esta es la manera de que los tres sean invencibles a pesar de que solo saben ataques y no defensas."
Desde entonces ninguno de los tres hermanos se atrevió a pelear solo y desde ese momento juntos fueron invencibles.
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La falsa bailarina
Una gran fiesta se celebraba en la corte de un rey. Iba a comenzar la danza, pero sucedió que la bailarina enfermó de gravedad. Nadie quería decir al rey lo que había sucedido, pero tampoco encontraba otra bailarina para sustituir a la enferma. Entonces los colaboradores cercanos al monarca cogieron a uno de los sirvientes y le pidieron que se vistiese de bailarina y se pintase y adornase como tal. Así lo hizo el sirviente y, como una bailarina, danzó ante el rey.
La pregunta es: ¿Dejó, mientras actuaba el sirviente, de saber que era un hombre y no la mujer de la que se había disfrazado?
No es posible responder, pero el ser humano común es como si el sirviente se hubiera creído realmente que era una mujer por una total identificación y una completa carencia de autoconsciencia. El ser humano se identifica con su cuerpo, su mente, su nombre y su forma y pierde a su Sí-mismo. Tanto se identifica con la máscara de su ego, con la vestidura de su personalidad, que se olvida de su auténtico y genuino ser interior.
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