De estreno

Si me lo cuentan no me lo creo. Que llegando yo con mucho tiempo al teatro, cosa ya rara en mí, me aventurase a entrar en una tiendita de regalos y luego de recorrerla toda escogiese ocho detallitos para obsequiar a mis compañeros de reparto con ocasión del estreno de Viva Madrid. Es la primera vez que lo hago pese a llevar veinte años en esta profesión.

Qué tiene esto de particular: la alegría que me produjo hacerlo, las caras de mis colegas al recibirlo, la complicidad que eso generó en los camerinos… Tiene, ya lo imaginaba también, algo de violento si los demás no hacen algo parecido, que nadie tiene por qué y tampoco es frecuente de ver. Os garantizo que el ambiente ha sido muy bueno durante los ensayos. Esto no es algo que hagas con gente que no te importa y la que parezcas no importar.Recuerdo todavía con cariño la primera vez que alguien se acercó a regalarme algo en un estreno, yo aún cantaba en el coro. Fue uno de los actores, vino con una bolsa llena de chuches y objetos del todo a cien, ofreciéndonos la bolsa a cada uno de los integrantes de la compañía… Se me grabó el gesto tanto como la sensación de que yo sería incapaz de hacer algo así, es uno tan miradillo.Estaba equivocado, pero han tenido que pasar muchos años para comprobarlo. Siempre puedes hacer algo más, algo distinto, algo parecido a lo que otros hacen si te gusta, incluso algo que vaya en contra de tu estilo y de esa personalidad rancia que te caracteriza.Compré también una taza preciosa para mí, seguro de querer recordar un estreno como ese cada vez que me tome el café con leche.
Cuántas sensaciones bonitas nos perdemos obstinándonos en viajar siempre sobre el mismo y duro rail.