Revista Educación

Delitos y pecados

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Delitos y pecados Delitos y pecadosDelito: Quebrantamiento de la ley. Pecado: Transgresión consciente de un precepto religioso.

¿Aprecian ustedes la diferencia entre uno y otro concepto? Porque yo diría que cualquiera con dos dedos de frente es capaz sin muchas dificultades. Cierto que a veces los pecados pueden ser delito y los delitos pecado, pero tampoco hay que ser un lumbreras para darse cuenta de cuándo ocurre.

La pederastia o abuso sexual cometido con niños es un delito que en España está penado con hasta doce años de cárcel en algunos casos para los que cometen este abominable y horrible acto contra los más indefensos. Por otra parte el encubrimiento también es un delito tipificado en el Código Penal de nuestro país.

Pues resulta que a la Iglesia católica no le quedan claras las diferencias. El tema del pecado lo manejan bastante bien, son ya siglos usándolo para distintos fines y se mueven como pez en el agua a la hora de reconocerlo e imponer penitencia. Por otro lado no hay como un buen sentimiento de culpabilidad para manejar voluntades ajenas, o sea que les viene de perlas utilizarlo en según qué casos y de según qué maneras. Ahora bien, a la hora de reconocer el delito de pederastia sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales y papas, todos ellos con estudios universitarios y formación, se hacen los remolones. Cuando se trata de que un cura, un obispo, un arzobispo, un cardenal o un papa (seguro que me salto cargos intermedios, disculpen) denuncie ante la justicia que uno de los miembros de su club está abusando sexualmente de un niño o niña y cometiendo por tanto un delito se refugian en el pecado y aquí paz y en el cielo gloria.

Tuve la mala fortuna de estudiar hasta los quince años en colegios de monjas: asuncionistas primero y claretianas después. Mi infancia y adolescencia estuvo marcada por un grupo de mujeres que no eran solamente mis profesoras, sino mis ejemplos morales. Un grupo de mujeres entre las que encontré estupendas personas y mejores maestras y unas cuantas que me enseñaron a sentirme culpable por comportamientos que no lo merecían, que me humillaron y humillaron a otras personas delante de mí y que me castigaron por cuestiones subjetivas. Los rumores de abusos sexuales circulaban pero afortunadamente ni fui víctima ni testigo de ninguno. En caso de haberlo sido hubiera resultado muy difícil denunciarlo teniendo en cuenta que ellas eran mi referente.

En su reciente visita a Irlanda el papa, cúspide de la pirámide eclesiástica, ha admitido el fracaso de la Iglesia ante los "crímenes repugnantes" de abusos a más de 25.000 menores en el país. No Francisco, no es un fracaso, es un delito de encubrimiento. Cuando te comprometes a adoptar "normas severas" te equivocas nuevamente. Las normas ya existen, se llaman leyes y están para cumplirlas, los tuyos incluidos. Tú no puedes organizarte dentro de tu chiringuito para lavar trapos sucios dentro de casa porque estamos hablando de niños y niñas violados y abusados, miles en todo el mundo, cuyas infancias y en muchos casos vidas han quedado destrozadas por pederastas que se esconden tras sotanas y púlpitos. Porque esos trapos sucios son delitos y los que los ensucian son delincuentes. Y los delitos se pagan con la cárcel, no con penitencia.


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