Revista Educación

Demasiado teatro

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Hoy se estrena en España Fences, la adaptación al cine de una exitosa obra de teatro estadounidense, que se estrenó en 1983 y cuya vuelta a los escenarios en 2010 mereció tres premios Tony. Su versión en la gran pantalla opta, en la Gala que dentro de dos días desvelará los ganadores de los Oscar, a cuatro galardones: Mejor Película, Mejor Guión Adaptado, Mejor Actor (Denzel Washington) y Mejor Actriz Secundaria (Viola Davis). La película es intensa, con unas grandes interpretaciones propias de la calidad de los actores de los que hablamos, pero Washington, que además dirige este largometraje, se decanta por una semejanza tal con la pieza original que no deja de parecer una obra de teatro filmada. Y ahí nos podemos plantear si de verdad era necesario llevarla al cine, cuando se puede disfrutar de ella con la cercanía que dan las tablas en directo. Denzel Washington interpreta a Troy Maxon, un basurero en la década de los cincuenta que pide que dejen a los negros conducir también los camiones y no sólo recoger la basura detrás. Si en la primera parte de la película este hombre parece un padre de familia recto, poco a poco se van arrojando pistas de que puede que no sea así. Se trata de una historia hermosa, que muestra la vida de tantos que luchan por ofrecer a los hijos lo que sus padres no les dieron, con la intensidad que los seres humanos, generación tras generación, somos capaces de vivir nuestras relaciones personales, pero con demasiado diálogo para el formato cinematográfico y el impacto audiovisual al que estamos ya acostumbrados. Demasiado teatro en Fences sin poder disfrutar de la belleza de las interpretaciones en directo sobre el escenario.

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