Revista Educación

El Contubernio de Múnich y anécdota de juventud

Por Siempreenmedio @Siempreblog
El Contubernio de Múnich y anécdota de juventud

Transcurrían los años 90 del siglo pasado −qué fuerte suena eso− cuando en aquella etapa de estudiante universitaria en Sevilla sin móvil −sí, se podía vivir así, me repito todos los días, sin gran éxito por ahora− solía apuntar muchas veces las dudas de algunas asignaturas para llamar a casa y preguntarle a mis padres. En algún tema de Historia de España Contemporánea me topé con el Contubernio de Múnich, del cual debí conocer su significado en aquel entonces, aunque no recuerdo que cayera en ningún examen, pero como ahora mi memoria es de pez no lo he podido evocar hasta que el pasado 5 de junio leí en varios medios de comunicación que se cumplían 60 años de aquel cónclave clave para el devenir de la democracia española, celebrado en un hotel de la ciudad germana.

Decía que me topé con el Contubernio −palabra, por cierto, que me parece fascinante− en aquellas largas noches de estudio y café y de última hora, como siempre, y como no debí comprender bien de qué iba aquella movida decidí llamar al día siguiente al teléfono fijo de casa.

−Mááááá, mira a ver si papi me explica bien qué fue el Contubernio de Múnich.

−Deja que tu padre busque en sus libros y en un rato te llamamos.

(Minutos después)

−Naimita, mira, ya sabemos qué fue el Contubernio de Múnich.

−¿Diga?

−Sí, el Contubernio que nos dijiste antes, lo de tu examen.

−Pues ahora mismo no recuerdo lo que me está diciendo.

−Pero muchacha, déjate de vacilones, que nos llamaste hace un rato para preguntarnos.

−Disculpe, zeñora, creo que ze ha equivocao de teléfono.

−Ay, madre mía, disculpe usted, estaba llamando a mi hija que está estudiando para un examen de Historia de España Contemporánea... −no entiendo el afán de las madres de dar más información de la necesaria; acabaré mordiéndome la lengua, fijo− y debí equivocarme de teléfono. ¿Es el 95 4234657? (me lo inventé, como para acordarme del número de teléfono).

−No, justo este acaba en 47, no se preocupe.

−Bueno, pues nada, lo siento de nuevo.

−Pero mire, no me cuelgue, usted no puede dejarme ahora con la duda, ¿qué fue el Contubernio de Múnich?

Minutos después se explotaba de la risa contándome su conversación con la señora sevillana, muy interesada ella en saber de aquella reunión "tan importante".

La semana pasada se lo recordé a mi madre en un mensaje de whatsapp cuando leí que se cumplían seis décadas de aquel episodio histórico que reunió en la ciudad alemana a dos facciones antifranquistas: una, la de los opositores a la dictadura que permanecían en España y próximos a la monarquía; y dos, la de los opositores en el exilio. Casi 120 participantes que a partir de aquella cita, celebrada en el marco del IV Congreso General del Movimiento Europeísta Internacional, parece que se unieron en pro de una lucha común pero que, claro, fueron tachados de traidores a la patria. El régimen de Franco quiso desacreditarlos y acusarlos de conspirar, mientras que la prensa oficial lo bautizó de forma despectiva como "contubernio". Algunos de sus participantes, incluso, fueron deportados a Fuerteventura, algo que estaba de moda entonces, como si los mandaran a Vladivostok.

Admito que el asunto me ha generado un gran interés y me he tropezado con dos documentos interesantes que les comparto, por si también, como la zeñora zevillana, quisieran ahondar:

  1. La exposición que se celebró en Fuerteventura en el 50 aniversario, en 2012, organizada por Casa África.
  2. Este breve reportaje de La 2 de TVE

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