El cuento democrático

El cuento democrático, a pesar de los grandes medios de comunicación, comprados y subvencionados, se cae por el propio peso de sus prácticas dictatoriales y corrupción adicional.
 “La carta magna” que se otorgó el auto reciclado franquismo y el fascismo clandestino, les dio los derechos antidemocráticos necesarios para interpretar su panfleto y sus leyes a su injusto beneficio. Ni más claro ni más alto, esa son las potestades que les facilita ese documento oligárquico al que llaman Constitución. Existió una oportunidad para dar un giro radical pero la derecha democrática, en su eterno papel, demostró con mayoría absoluta quien es. Ni tan siquiera devolvió al Poder Judicial su independencia, hizo lo que cabía esperar de uno de los fundadores de la nueva dictadura, consensuó con los reaccionarios del PSOE, financiados por Alemania, el reparto del mismo quedándose con mayores porciones del pastel judicial como así lo indica la delincuencia organizada desde este Sistema, el que gobierna se lleva la mejor parte.
 Más de veintidós millones de indolentes ciudadanos votan Dictadura y Corrupción. Un dato preocupante, unas consecuencias que se sienten todos los días. Revela el alto grado de ignorancia y estupidez del inculto votante.
 Pero, si la Constitución del Estado es democrática, puede llamarse dictadura a toda violación de principios democráticos que tenga lugar por vía de excepción, a todo ejercicio de la dominación estatal que prescinda del asentimiento de la mayoría de los gobernados. Si se adopta como norma el principio liberal de los derechos humanos y la libertad inalienables, entonces también aparece como dictadura una violación de estos derechos, aun cuando se apoye en la voluntad de la mayoría.