El feminismo no es simple (y a la vez sí)

Como si de física cuántica se tratase, el feminismo es y no es simple. Es sencillo en cuanto a su significado básico: defender los derechos de las mujeres, esto es que, mientras una sola mujer sufra discriminación y sea víctima de la violencia por serlo, lucharemos por ella. Una vez establecida la base, su aplicación en la sociedad es complicada y suelta dardos, aristas, preguntas sobre las que ni siquiera se ha reflexionado, porque es que hasta ahora tampoco nos habían dejado plantearlas en voz alta. Una vez que empezamos a escarbar para salir del pozo surgen nuevas piedras que hay que sacar para poder continuar la escalada. Por eso es tan importante que se haya aprovechado esta supuesta "moda" sobre el feminismo para crear productos culturales, simposios, investigaciones, conferencias y tertulias en las que se contribuya a crear un entramado teórico que nos ayude a no perdernos en el camino.

Una de las ramas de estas reflexiones gira en torno a cómo cada una de nosotras afrontamos el feminismo en nuestra vida privada. Porque una cosa es escribir estas líneas y otra muy distinta es analizarse y detectar que esta sociedad es patriarcal para todos y que nuestra educación ha dejado un reguero de migas de pan difícil ahora de encontrar para salir del bosque. La escritora Laura Freixas, reconocida feminista, firma una autobiografía en la que busca esas huellas en su camino hacia la madurez, en su construcción de una familia y en su separación. Con el título A mí no me iba a pasar nos muestra que una cosa es la teoría y otra muy diferente la práctica.

Y si les recomiendo su lectura, les sugiero que, después, visionen el documental ¿Qué coño está pasando?, en el que mujeres de todas las edades, procedencias, clases sociales y profesiones explican su visión de aquellas aristas que la visibilidad nos permite ahora analizar y que, más que como divisiones, deberíamos ver como formas de avanzar diferentes en la necesaria reflexión sobre el movimiento feminista, como son la prostitución, la identidad de género o la desigualdad económica y la discriminación racial. Escuchen todas las opiniones y construyan la suya con argumentos, que el conocimiento siempre hace la convivencia mucho más fácil.