Revista Opinión

El reto interno de Ciudadanos

Publicado el 27 abril 2015 por Polikracia @polikracia

El objetivo de un partido político es ganar elecciones. Todo su esfuerzo debe estar concentrado en eso. Para ello, usará sus recursos para dar a conocer a sus candidatos, canalizar las demandas sociales a través de su programa e introducir en la opinión pública sus propuestas. Y en este sentido, en los últimos meses ha surgido un serio aspirante a gobernar en el tablero español: Ciudadanos. El partido naranja está cumpliendo a rajatabla lo expresado hasta aquí y las encuestas lo sitúan como fuerza determinante en las próximas elecciones. Un partido político serio debe tener 3 componentes fundamentales si quiere triunfar: liderazgo, programa y estructura. Que Ciudadanos tiene liderazgo de sobra en la figura de Albert Rivera no creo que haga falta comentarlo. Su programa está en vías de creación y, sean apropiadas o no sus propuestas, lo cierto es está marcando la agenda de las últimas semanas. Así que aquí me quiero centrar en el que es el gran reto interno de Ciudadanos: su estructura.
El secretario de organización, Fran Hervías, se ha recorrido durante meses toda la geografía española montando agrupaciones locales con el objetivo de dotar de una infraestructura fuerte al partido. Ciudadanos lleva existiendo desde 2006 pero es ahora cuando está iniciando su expansión. Su modelo ha consistido en la absorción de partidos locales, regionales o de corte liberal (como el CDL), lo que le ha permitido tejer una red interna en tiempo récord. Estos partidos locales ya tienen estructura previa, por eso le sirven a Ciudadanos, con sus propios militantes y líderes. Líderes que pasarán a ser cuadros locales o autonómicos del partido naranja en la mayor parte de los casos. Y es aquí donde está el primer desafío: en ser capaces de crear un partido y no una agrupación de pequeños partidos que dicen y hacen en cada territorio lo que les conviene.

El momento en el que este reto va a florar con toda su intensidad será a partir de las elecciones municipales y autonómicas del 25 de mayo. Todas las encuestas pronostican que se ha acabado el tiempo de las mayorías absolutas. Esto implica que ningún partido va a gobernar si no alcanza un acuerdo con otro u otros partidos. Ciudadanos, en su condición de partido centrista y moderado, va a ser clave para que PP y PSOE puedan llegar a gobernar en muchos municipios, ciudades e incluso comunidades autónomas. Pero, ¿con quién pactar? Desde el partido se ha adoptado la buena estrategia de pactar a cambio de diversas políticas de cambio y nunca entrar en los gobiernos. Esto es inteligente porque da una buena razón para pactar y evita que el votante crea que Ciudadanos se ha vendido a los viejos partidos. Y para ello es imprescindible que esos nuevos cuadros locales o autonómicos entiendan que no pueden pactar a su antojo como si no hubiera nadie por encima de ellos. Tendrán que someterse a la política de pactos del partido y, el que no lo haga, mano dura interna. Estos partidos locales ya absorbidos deben entender que ya no son independientes y que se deben a un proyecto superior a sus antiguas siglas.

El segundo desafío dentro del gran reto interno de su estructura es el control a los garbanzos negros. Hace un año, Ciudadanos contaba con 2.000 militantes y ahora cuenta con 20.000, de los cuales 1.000 se afiliaron en las 72 horas posteriores a las elecciones andaluzas. De estas incorporaciones, muchos no han militado nunca en ningún partido político, pero otros proceden de UPyD, PP, y PSOE. La mayoría de esta gente lo hará por convicción, por echar una mano, por defender las ideas en las que cree, pero siempre habrá alguien cuyas intenciones al entrar no sean buenas. Ciudadanos es, debido a sus altísimas expectativas electorales, un caramelo para arribistas que buscan una carrera en la política. El partido tiene un equipo rastreando los perfiles, los currículums y el pasado de cada candidato que vaya en las listas electorales, pero es imposible controlarlo todo. Esta semana hemos conocido que miembros de extrema derecha estaban intentando controlar la agrupación de Getafe o que el candidato de Vélez-Málaga era un condenado por la Audiencia Nacional. El partido ha reaccionado con rapidez montando una gestora en Getafe y apartando de las listas al condenado, y tendrá que seguir haciéndolo si quiere dar una buena imagen a sus potenciales votantes. Un partido limpio internamente es un partido creíble externamente.

Estamos en la campaña electoral más larga de la historia de la democracia. Una campaña electoral que empezó con las elecciones andaluzas y que culminará con las elecciones generales a finales de este año. Si Ciudadanos quiere llegar a esa cita como un partido serio y fuerte, deberá prepararse para lo que le espera cuando pegue la gran subida el 25 de mayo: los pactos, los arribistas, el aluvión de militantes…. Si el partido no es capaz de mantener la estructura que ha creado, el éxito será efímero. El gran reto interno de Ciudadanos no ha hecho más que comenzar.


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