Revista Educación

El tercer ojo

Por Siempreenmedio @Siempreblog

El tercer ojo

7 julio 2014 por matthewfragel

UNO ||| La evolución nos ha castigado con unas cuantas imperfecciones. Para poder caminar erguidos, los bebés humanos y sus madres tienen que luchar con partos difíciles. Las caderas estrechas y la columna vertebral débil son el precio a pagar. Sin embargo, lo que nos resta el esqueleto nos lo suma la visión. Distinguimos un notable número de colores, la posición frontal de los ojos nos permite gestionar bien las tres dimensiones y para ser un primate tenemos una agudeza visual excelente.

Neil Harbisson @ facebook.com

Neil Harbisson @ facebook.com

DOS ||| Neil Harbisson sufre acromatopsia, una enfermedad congénita que solo le permite ver en blanco y negro. Es un tipo fascinado por los colores a razón de no apreciarlos. Tanto, que con 20 años diseñó junto a un compañero de facultad un dispositivo para poderlos escuchar. El funcionamiento es sencillo: cada color es luz que vibra con una determinada longitud de onda. Así que el aparato, llamado Eyeborg, convierte las frecuencias visuales en auditivas y se las transmite a través de los huesos del cráneo.

TRES ||| En Bracken Cave (Texas) viven 20 millones de murciélagos. Cada noche vuelan al exterior en busca de comida, pero son tantos que tardan hasta tres horas en salir. La nube es tan densa que aparece en los radares de los aeropuertos cercanos. El problema es que, cuando vuelven, cada madre debe encontrar a su única cría a oscuras y entre la multitud. En cada metro cuadrado de la cueva hay más o menos mil quinientas. Se pueden hacer una idea.

La evolución es maravillosa, pero olvidó un detalle importante. Le faltó concedernos un tercer ojo para mirarnos desde fuera. Un ojo atrofiado como el de los amigos, los enamorados y las madres, incapaz de captar defectos en lo percibido. Un ojo que embellece, que engrandece, que realza.

Sin colores se puede vivir, pero sin ese tercer ojo no.


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