Revista Educación

Emma Thompson y el espejo

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Emma Thompson y el espejo

Esta mañana, antes de que amaneciera, justo mientras paseaba a Batman, algo ha llamado mi atención más de lo habitual. En la emisora de radio que iba escuchando la locutora decía: "Emma Thompson, experimentada actriz de 62 años, ha contado que se ha enfrentado a la interpretación más difícil de su vida". En ese momento, me esperaba cualquier cosa menos lo que luego oí. Ese también hubiera sido el papel más complicado para el 90% de las mujeres.

La actriz británica presentaba Good luck to you, una película en la que interpreta a una mujer de 55 años, viuda, que quiere vivir su primer orgasmo y contrata los servicios de un trabajador sexual. En esa rueda de prensa ha contado cómo la escena más compleja que ha interpretado nunca es la que le ha exigido quedarse quieta frente a un espejo mirándose durante un tiempo.

En ese momento, cada una de las palabras de la actriz me ha producido un escalofrío. Creo que, a mi edad, nunca he sido capaz de mirar mi cuerpo en su conjunto delante de un espejo sin moverme, sin discriminar partes, sin incluso avergonzarme en según qué épocas, sobre todo con los cambios hormonales que suponen la pubertad y la menopausia.

Todo lo que ha dicho es absolutamente cierto. Estamos tan sometidas al juicio de una perfección inexistente, artificial, construida que hace que siempre sea nuestro peor momento, a cualquier edad, en cualquier época. Incluso hoy, el movimiento body positive es también parte de esa artificialidad. Sé que habrá personas que no compartan esta visión, pero ¿de qué sirve que salgan en tromba mujeres con proyección pública a mostrar un día sus imperfecciones si los 300 restantes son incapaces de mostrarse sin un filtro, un retoque estético o fotográfico y una mejora que acate la moda del momento?

A lo largo de la mañana han retumbado en mi cabeza frases como:

  • Ojalá a tu cuerpo lo acompañara la cara de fulanita.
  • Qué pena que tengas el culo tan plano porque el resto es perfecto.
  • Qué mal te queda esa camiseta con tanto pecho, yo que tú escogería otro tipo de escote.
  • Deberías no entrenar tanto piernas en los entrenamientos de baloncesto, que se te están poniendo de chico.
  • Cuidado que tienes los hombros anchos y es mejor que no hagas ciertos ejercicios.
  • Así más gordita tienes mejor el culo porque cuando estás flaca es horrible.
  • Esas caderas anchas no son muy estéticas, pero te van a facilitar el parto.
  • Más esbelta serías más elegante.
  • Tienes unas piernas preciosas, pero la falta de estrógenos te están estropeando los brazos, evita ir sin mangas.
  • Cuando tenías 16 años tenías un cuerpo envidiable, pero la edad no perdona...
  • Deberías mirarte al espejo cada vez que vas a comer por ansiedad.

Podría seguir hasta el infinito.

María Martín Barranco lo explica muy bien en cada una de sus intervenciones. La sociedad nos exige, el lenguaje nos exige y nosotras nos exigimos inconsciente o conscientemente sometidas a una educación en el que el cuerpo de la mujer se trata como un objeto de disfrute. No sé cuánto calará el mensaje de Emma Thompson, espero que mucho. Aunque, sobre todo, espero que en algún momento de la historia de la humanidad, se eduque desde la más tierna infancia para que todas las niñas sean capaces de mirarse durante largo tiempo delante de un espejo y se encanten, vean lo que vean.


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