Revista Libros

Ensayo, error, ensayo.

Por Clochard
Ensayo, error, ensayo. Ella se separa del cuerpo de él tras el gemido final. Se tiende en la cama apoyando su pelo corto en la almohada contra la pared. Busca  un cigarro en la mesita de noche y lo enciende mientras observa cómo él se levanta desnudo y se encierra en el cuarto de baño.
No le apetece seguirlo y se distrae escuchando el sonido del agua mezclado con un infantil canturreo.
Él sale de la ducha envuelto en una toalla con aire despreocupado y pregunta si quiere café, ella responde vagamente que sí.

–Tenemos que hablar –Dice ella con voz queda.

–¿Otra vez? –Responde él con evidente fastidio.
–Me ahogo ¿no lo entiendes?
– No, no lo entiendo. Por más que lo repitas no logro entender a qué te refieres.
– Me asfixio entre estas cuatro paredes, es como si cada día fuera el mismo repetido hasta el infinito...
– Sobre todo si todos los días tenemos la misma conversación –Apostilla él divertido.
– ¿Tú no notas nada extraño? –Pregunta ella con desesperanza.
– Ves como no puedo entenderte, ¿Es monótono o extraño? No pueden ser ambos.
– Pues lo es, siento que estoy atrapada de alguna forma y a veces me da la impresión de estar siendo observada...Eso es monótono y extraño al mismo tiempo. –Ella parece estar a punto de derrumbarse.
– ¿Observada? Cielos, eso es una locura. No pensaba que estabas tan mal.
Él parece apiadarse de ella por primera vez, se tumba a su lado y le acaricia la cara, le besa los pechos pero ella se aparta en un gesto brusco. Desde la cama él la mira vestirse desconcertado.
–¿Porqué no pruebas a salir un rato por ahí a desconectar? – Nada más decir esto él se siente un poco raro.
La cara de ella se ilumina. Salir, piensa, salir a la calle, no recuerda cuándo fue la última vez que lo hizo pero siente una necesidad imperiosa de hacerlo. Se acerca a la puerta y gira el pomo.
Él sale de la ducha envuelto en una toalla con aire despreocupado y pregunta si quiere café, ella responde vagamente que sí.

–Tenemos que hablar –Dice ella con voz queda.

–¿Otra vez? –Responde él con evidente fastidio.
–Me ahogo ¿no lo entien... – Ella deja la frase colgada en el aire. De pronto le asalta una sensación parecida a cuando se tiene un sueño del que no se recuerda apenas nada pero que no deja de rondar nuestra cabeza.
– ¿No notas nada raro? –Acierta a preguntar por fin.
– ¿Raro en qué sentido? –Pregunta él distraído.
– ¿Qué día es hoy?
– Lunes o Martes.
– ¿Qué hicimos ayer, qué hemos hecho hoy? –Ella parece estar dando caza a una idea ambigua.
– Oye, hoy estás muy rara. No sé a qué vienen tantas preguntas.
– ¿Cuándo fue la última vez que salimos de esta habitación, lo recuerdas? – Ella no puede cesar de emitir preguntas mientras él se siente cada vez más desconcertado.
– ¿Cuándo nos conocimos? ¿Cómo se llaman tus padres? ¿Qué hicimos en Navidad? ¿Cuál es tu trabajo? ¿Y el mío?
De pronto ella es elevada en el aire por una fuerza invisible y desaparece a través del techo de la habitación.
Él sale de la ducha envuelto en una toalla con aire despreocupado y pregunta si quiere café, la chica rubia de pelo largo le sonríe y dice que sí.
NOTAS PARA EL INFORME PRELIMINAR
El sujeto #J501 continuó dando muestras de inadaptación al entorno HB (entorno doméstico) tras 8 horas de prueba. Su cada vez más alto grado de hostilidad y un avance demasiado alto en el terreno cognitivo nos llevaron a albergar serios temores de contaminación hacia el sujeto #500. De modo que hemos procedido a la inmediata eliminación del sujeto defectuoso sustituyéndolo por el #J502 que parece adaptarse de manera idónea al entorno. Mantendremos una observación minuciosa durante las primeras y críticas 8 horas como manda el manual.

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