Revista Coaching

Estar no significa producir

Por Elgachupas

Tecla controlEsta semana leí un artículo en un conocido periódico español en el que el autor, además de contar con la intervención más que acertada de mi admirado y respetado Jeroen Sangers, hacía mención a un nuevo software para medir la productividad en las empresas.

Hace ya casi 2 años escribí sobre cómo se podría calcular la productividad personal, donde se generó una interesante discusión que recomiendo leer. Un comentario reciente de una lectora a ese artículo, junto con la lectura de La ética del hacker y el espíritu de la era de la información, de Pekka Himanen, que he terminado estos días, me han vuelto a hacer pensar sobre el tema.

 

Por alguna extraña razón que no termino de comprender muy bien, las empresas siguen con la idea metida en la cabeza de que la productividad de las personas va ligada al número de horas que están en su lugar de trabajo. De ahí que tradicionalmente se hayan instalado, y se sigan instalando, relojes checadores en muchas oficinas.

Y ahora quieren rizar el rizo, gastándose dinero en ¡¿desplegar sistemas de software para medir las horas que pasan sus empleados en cada aplicación que usan en el ordenador?!

Me niego a pensar que los directores, subdirectores, gerentes y otras personas con responsabilidad sobre los designios empresariales, sean tan ignorantes como para no darse cuenta de que “estar” no significa “producir”. Hasta mi sobrina de 12 años se da cuenta de que pasar 8 horas en la oficina no significa que estás haciendo algo valioso durante ese tiempo; y que tener abierto en la pantalla del ordenador Word , o el ERP de turno, no significa que estás ayudando a la empresa a conseguir sus objetivos.

A pesar de que ellos mismos lo son, tengo la sensación de que muchos de nuestros directivos aún no comprendan muy bien el concepto de trabajador del conocimiento –y eso que Peter Drucker lo dejó muy claro hace ya más de 40 años–. O puede que la inercia de la ética protestante del trabajo que describe Himanen sea demasiado fuerte como para detenerla tan fácilmente.

El caso es que, hoy por hoy, millones de profesionales talentosos, con ganas de hacer mejor las cosas, siguen sufriendo los efectos de esta “ceguera” empresarial, y siguen siendo tratados como recursos, en lugar de como talento.

Señores, dejen de intentar medir la productividad de sus empleados con métodos caducos, inefectivos y que destruyen la creatividad. En su lugar, fijen objetivos claros y dejen que sus empleados se auto gestionen. Quién sabe, es posible que saberse merecedores de su confianza, y con la libertad para cambiar sistemas y procesos de trabajo ineficientes, terminen dándoles mucho más valor del que inicialmente se esperaban.

Eso, señores, sí es productividad.

Artículo original escrito por Jerónimo Sánchez . Sígueme en Twitter.

Foto cortesía de Renato Targa vía Flickr.


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