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Extraños en un tren. El otro invasivo

Publicado el 01 agosto 2010 por Cinehólico
Extraños en un tren. El otro invasivoEste thriller de 1951 dirigido por el maestro del suspenso Alfred Hitchcock que comienza con el aparentemente desprevenido encuentro entre dos extraños que viajan en un tren, se transforma en una pesadilla de acoso y muerte en el que Bruno Anthony un caprichoso y peligroso dandy (Robert Walker) decide por su cuenta envolver a un exitoso jugador de tenis (Farley Granger) en un tenebroso plan en el que cada uno debe deshacerse de quienes se interponen en sus vidas.
La película que fue uno de los más sonados éxitos de su director, es una apropiada adaptación de la novela homónima de la gran escritora de suspenso Patricia Highsmith.
La telaraña que teje el villano sobresalientemente interpretado por Robert Walker, cuenta con un buen grupo de momentos en las que este malvado y obsesivo heredero ocioso, despliega su maldad con una elegancia y ambigüedad homosexual que lo hacen un platillo exquisito de interpretación.
A su lado, un sorprendido y cada vez más asustado "cómplice" obligado quien es apoyado incondicionalmente por su prometida (Ruth Roman) y su cuñada (la hija del director Patricia Hitchcock), logra luego de aterradores e ingeniosos momentos que forman parte de la herencia cinematográfica: el juego de tenis en el que todos lo siguen con sus cabezas la partida mientras el demente asesino fija su mirada en su obsesión, el asesinato de la libertina ex esposa en el parque de diversiones, y la sorprendente escena del carrusel desbocado, aderezan una resolución que se compadece del desprevenido viajero.
Notas:Farley Granger fue un discreto actor que no llegó al status de estrella pero dejó su huella en esta efectivo film noir, así como en "La soga" en la que interpreta a un estudiante que asesina en complicidad con otro, a un condiscípulo. El film fue famoso por la experimentación técnica que consistió en rodarlo en un único plano sin edición alguna, haciendo que loa muebles paredes y demás decorado fuera movible en un juego sincronizado de movimientos entre actores y escenografía. En definitiva, otro capricho de Hitchcock.

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