Gïk, el primer vino azul del mundo.

Hace un mes saltaba la noticia de que habían elaborado un vino de color azul. Profesionales del sector, conservadores y no conservadores, comentaban alrededor de la noticia. Malo, bueno… hay opiniones para todos los gustos. Pero lo cierto es que a estas servidoras, las Chicas del Vino, nos encanta que haya gente con ideas innovadoras y quieran cambiar el sector y la percepción del vino. Se meten mucho con ellos porque no es como el tradicional que tenemos, porque lleva plantas para dar ese color azul, pero después de leer la noticia y la descripción puede ser hasta que esté bueno.

Aún no hemos tenido ocasión de probarlo, pero esperamos poder hacerlo en breve y contaros como fue la cata del mismo. Mientras eso ocurre, os dejamos los detalles de este atrevido y singular proyecto.

¿Quién está detrás del vino azul?

Un grupo de jóvenes innovadores vinculados a la Universidad del País Vasco y a la empresa Azti Tecnalia, la división de tecnología alimentaria de este grupo de empresas de innovación que trabajan en colaboración directa con el Gobierno vasco, han desarrollado el primer vino azul del mundo, de manera natural sin usar ningún tipo de colorante artificial para lograr este color.

Aritz, Taig, Imanol y Gorka se lanzaron a crear Gïk Blue un vino que nace desde el primer momento para romper con todo lo tradicional. Un vino que no esté sujeto a convenciones sociales y represente más a su generación.

El vino azul se produce con uvas de distintos viñedos de La Rioja, Aragón, Castilla.

“Es un proceso largo. Lo que hacemos en un primer momento es una base donde se mezcla uva tinta y uva blanca, con mayor proporción de uva blanca para así conseguir una base purpúrea que esté preparada para su transformación en azul. Después descubrimos que la piel de la uva tinta tiene un pigmento natural que se llama antocianina, y es azul. Después descubrimos que una planta tiene otro que se llama indigotina, y mezclándolos conseguimos el azul índigo, que es el que tiene nuestro vino”, relata en declaraciones a la Cadena Ser Aritz López, estudiante de publicidad de 22 años y responsable de comunicación de Gïk Blue.

“Nuestra filosofía es no decirle a nadie como tiene que beber el vino, ni con qué acompañarlo, ni donde tomarlo. Alguna persona ha calificado nuestro vino de blasfemia, pero no nos importa, no nos importa blasfemar”, explica López. “Sobre el vino todo está pautado, las normas dicen cuándo, dónde, cómo y con qué comidas beberlos. Gïk no tienen reglas, se bebe cuando uno quiere, cuando le apetece. Sin más“, añade

Tras varias catas se han lanzado a la producción de este vino azul, de sabor dulce y suave, y una graduación de 11,5 grados. “No se adapta al gusto de expertos catadores ni entendidos, sino al de la mayoría de las personas”, explican.

“Nos ha costado encontrar bodegas que escucharan nuestra propuesta. Es normal, el mundo del vino es muy tradicional, muy pegado a una forma de entender el proceso que está profundamente arraigado. Nosotros venimos rompiendo moldes y esto siempre cuesta“, cuenta Aritz López.

“No es de mesa ni crianza: mezclamos distintas uvas. No es de postre ni de aperitivo, cada uno lo toma cuando quiere. No tiene Denominación de Origen, porque trabajamos con distintas bodegas. Todo esto hace que los puristas acaben diciendo: entonces no es vino. ¿Pero qué quieren decir con eso? Claro que es vino, sólo que no es su vino. Es el vino de todos, sin normas ni prejuicios, sin convenciones heredadas sobre cómo debería elaborarse o beberse“.

“Queríamos un nombre que no significase nada, porque las empresas del sector del vino siempre se llaman como el apellido de un linaje de bodegueros, el nombre de un lugar emblemático, una diosa griega y cosas de ese estilo. Gïk son letras mezcladas por puro placer estético”, nos explican.

¿A quién va dirigido?

En palabras de Aritz Lopez:

“Nosotros decimos que el consumidor de nuestro producto puede ser cualquier personas de entre 18 y 100 años, pero obviamente la gente joven y los que buscan probar cosas diferentes son el tipo de clientes que más se han interesado hasta ahora por hacerse con una botella de Gïk”

“No hace falta mezclarlo para poder disfrutarlo, pero bueno, cada uno es libre de hacer lo que quiera. Nosotros recomendamos servirlo frío, porque el sabor es bastante dulce y gusta a casi todo el mundo. Es un vino muy bebible y accesible a cualquier paladar”, expone finalmente López.

¿Cómo se consigue el color azul?

Como se ha mencionado antes, a través de una planta llamada Indigotina: El carmín de índigo (denominado también indigotina) es un colorante sintético de color azul empleado en la industria alimentaria con el código E 132. Se produce de forma natural en la savia del arbusto ‘Indigofera tinctoria‘, aunque en la actualidad también es producido de forma sintética. (Wikipedia).

Puedes visitar su web para más información, click aquí.

PVP aproximado: 10€/botella.

Si puedes, no te pierdas este video en donde hacen una cata a ciegas de este vino azul.

¿Por qué ese color?

En sus propias palabras (los creadores de este vino tan peculiar), y sacado del blog de Iker Morán: “Gïk es un acto de revolución poética, y el azul es la bandera perfecta para ésta revolución”, apunta reivindicando un color que se asocia con el cambio, la fluidez y la tecnología.

¿Dónde se vende?

Aunque confesamos que nos encantara poder venderlo en nuestra tienda online, aun no sabemos si por política de Gïk podremos hacer tal cosa, pero lo que sí sabemos es que a pesar de que hay muchos reticentes a darle una oportunidad a este producto, si es cierto que hay una vinoteca en Cádiz que ha apostado por este vino:

La vinacoteca Baco sita en Cádiz capital, comenzó a comercializar uno de los más novedosos productos de la gastronomía de los últimos tiempos, un vino azul, hace ya tres meses.

Ernesto Gago, gerente de Baco, asegura que en su tienda en Cádiz este vino, con 12 grados y un precio de 8 euros, “se está vendiendo muy bien”. En pleno centro de la capital gaditana el vino azul comparte espacio con los caldos de una de las denominaciones de origen más antiguas del mundo, la del “Jerez-Xérès-Sherry” y otros vinos tintos de la provincia más del gusto del consumidor actual.

Para rematar, Carlos Sancho, heladero tradicional de Cádiz, ha desarrollado un helado dulce con la esencia de Gïk y su llamativo color azul que se puede adquirir este verano en su local situado en la avenida Ana de Viya.